El reciente hallazgo de ciertos cambios a escala molecular en el cerebro de mujeres con trastorno depresivo severo enlaza dos hipótesis sobre los mecanismos biológicos que promueven esta enfermedad.

Aunque las mujeres son el doble de propensas que los hombres a desarrollar depresión y tienen síntomas más severos y frecuentes, muy pocas de las investigaciones realizadas hasta el momento se han centrado en ellas o en hembras de mamíferos.

El equipo del psiquiatra Etienne Sibille, de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, examinó muestras de tejido cerebral post-mortem de 21 mujeres con depresión y de 21 mujeres similares pero sin antecedentes de depresión. En comparación con las mujeres sin historial de depresión, las deprimidas presentaban un patrón de menor expresión de ciertos genes, incluyendo el gen BDNF, y de genes que normalmente están presentes en subtipos particulares de neuronas, que expresan el neurotransmisor GABA. Estas anomalías fueron observadas en la amígdala, que es una región del cerebro involucrada en el procesamiento de las emociones.

En la siguiente fase del proyecto, los investigadores corroboraron lo descubierto, al recrear esos cambios en un modelo de ratón, mediante ciertas mutaciones en el gen BDNF, que acarrearon que se produjeran otros de los cambios vistos en el cerebro humano deprimido.

Se sospechaba desde hacía tiempo que los niveles bajos del BDNF influían en el desarrollo de la depresión, y también existe la hipótesis de que una menor actividad del GABA es un factor clave.

Recreación artística de actividad celular dentro de un cerebro humano.
© NIH
El nuevo estudio enlaza estos dos conceptos al mostrar que en la depresión el nivel del BDNF es bajo, y que ese nivel bajo del BDNF puede influir sobre células específicas con actividad del GABA, de una manera que recrea el perfil biológico observado en el cerebro deprimido.

El equipo sigue estudiando la vía molecular entre el BDNF y el GABA, y otras que podrían ser importantes en la depresión.

En la investigación, también han trabajado expertos de la Universidad de París Sur en Francia, y el Instituto Nacional de Salud Mental, que es uno de los Institutos Nacionales de Salud en Estados Unidos.