Cerca de 600 apicultores han perdido una media de cuatro enjambres.
Los productores de miel están "temblando" ante su rápido y dañino avance.

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© Iker AzurmendiIñaki Bengoetxea posa junto a su tío Patxi con panales en los que las avispas asiáticas devoraron las abejas.
Bajo la tierra guipuzcoana o las cortezas de árboles hay miles de avispas reinas esperando a que la primavera les devuelva su actividad. Entre ellas se encuentran las de la especie asiática Vespa velutina, que durante los últimos años ha extendido su población en toda Gipuzkoa, después de que en Francia se detectasen las primeras colonias provenientes de un mercante proveniente de China.

Desde entonces, este destructivo insecto ha devorado las abejas de más de 2.000 colmenas situadas en Gipuzkoa, según el cálculo realizado por el presidente de la asociación de apicultores del Bidasoa, Iñaki Bengoetxea, quien agrega que los cerca de 600 productores de miel han perdido una media de cuatro enjambres en los últimos tiempos.

Los daños económicos empiezan a resultar cuantiosos, ya que el enjambre de cada colmena tiene un valor cercano a los 60 euros. "Estamos temblando. Avanzan kilómetros por año. Ya se han localizado en Navarra y están subiendo a Etxegarate. Esto se va a extender por todas partes", señala Bengoetxea, que ya ha podido comprobar el efecto devastador de las denominadas avispas asesinas, ya que ha perdido cinco colmenas.

Fecundación

A lo largo del pasado otoño, con la caída de las hojas de los árboles, los productores de miel de Irun, Hondarribia, Oiar-tzun y Hendaia han destruido alrededor de 40 nidos de esta especie invasora, que forma grupos de 1.200 a 1.800 ejemplares. Bengoetxea estima que en comarcas como Urola y Donostialdea el ritmo de destrucción también ha sido alto.

Bengoetxea recuerda que el peligro sigue muy vivo, dado que las avispas reinas se encuentran ahora en periodo de hibernación. "Entre marzo y abril las tendremos fuera fabricando nuevos nidos. Por cada enjambre de esas avispas salen fecundadas entre 200 y 300 reinas, según la estimación de los especialistas franceses. Es preocupante. Si no se toman cartas en el asunto van a acabar rápidamente con todas las abejas", alerta este apicultor asentado en el barrio irundarra de Meaka, una de las primeras zonas de Euskadi en sufrir el efecto dañino de las avispas asesinas.

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© Iker AzurmendiUn ejemplar de avispa asiática.
Bengoetxea avanza que la rápida propagación de estos insectos llegará masivamente a los jardines de las ciudades. "Va a ser un problema para cualquiera porque se ha adaptado muy bien al clima vasco y come de todo. Es un bicho durísimo. Se les ha visto comer vísceras de ratones y pájaros", describe.

El presidente de los productores de miel del Bidasoa ha podido observar el modus operandi de las avispas asesinas en su afán por devorar las colmenas. Entre cinco individuos pueden acabar en pocas horas con la población completa de abejas -a las que triplican en tamaño- de una colmena sin que estas tengan posibilidad de defenderse. El ataque es demoledor. "Según viene la abeja cargada de néctar, la avispa la agarra de arriba y la deja seca. Luego, la lleva a la primera rama que encuentra, le corta la cabeza, las alas, las patas y se la zampa. Esta acción la hemos visto muchas personas. Están durante todo el día", señala Bengoetxea.

Ante este preocupante contexto, los baserritarras ya han solicitado en varias ocasiones la aplicación de un plan para acabar con esta amenaza.