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  • 'Son bombas en potencia que pasean por nuestras calles' dicen algunos
  • El precio de la gasolina ha aumentado un promedio de un 14% el galón
  • La gasolina en Estados Unidos todavía no es tan cara como en Europa
El aumento brutal del precio de la gasolina en Florida trajo como consecuencia el aumento del delito. El robo del combustible se ha transformado en una epidemia que tiene a las autoridades al borde de un ataque de nervios. No es sólo por los robos en sí, sino porque los ladrones colocan la gasolina en recipientes inadecuados, dentro de improvisadas camionetas, trasladan el botín hacia los lugares de reventa dentro de las zonas urbanas sin la más minima seguridad y, hasta ahora, sólo de puro milagro no se ha producido un desastre.

"Son bombas en potencia que pasean por nuestras calles", comentó a ELMUNDO.es Jorge Álamo, uno de los policías del condado de Broward, al norte de Miami, involucrado en las investigaciones.

En menos de tres semanas, el precio de la gasolina aumentó un promedio de 14% el galón, que equivale a 3,7 litros. Lo cual está considerado como prohibitivo para los estadounidenses, principalmente en los estados sureños como Alabama, Missisipi, Georgia y Florida, donde la crisis económica ha tenido efectos devastadores y se concentran el mayor número de personas de bajos recursos.

En Miami, el precio promedio del galón de gasolina es de 3,76 dólares. Pero en lugares de Florida, como Winter Heaven, se vende ya a 5,20 dólares. En la costa oeste el promedio, según la Asociación Estadounidense del Automóvil, ya alcanza los 4,47 dólares. A nivel nacional, es de 3,74 dólares.

La gasolina en Estados Unidos todavía no es tan cara como en Europa, pero el precio es muy alto para la mayoría de la gente, en un país donde el salario medio no supera los 35.000 anuales. "Esto es una locura. En menos de dos días he pasado de llenar el tanque con 30 dólares a 47. No hay quien lo aguante", confirma Mike Gorth, un analista de sistemas de Miami, mientras abastece su coche Toyota.

El robo de gasolina no es una novedad

El robo de gasolina no constituye propiamente una novedad en Florida. En los últimos años ha habido casos puntuales, principalmente en barrios pobres. Pero las autoridades siempre tuvieron la impresión de que se trataba más de unos pícaros en busca de dinero fácil y rápido, que robaban gasolina con tarjetas de crédito clonadas o, simplemente, se iban sin pagar tras llenar el tanque.

Pero en las últimas semanas el escenario ha cambiado. Los robos se han disparado y la Policía ha detectado que, detrás de ellos, se encuentran grupos organizados, sofisticados, que no temen a nadie e, incluso, están dispuestos a disparar para defender el combustible robado.

El fin de semana pasado, una gasolinera BP de Tampa, al noroeste de Florida, fue asaltada por un grupo de ladrones que abrieron un hueco en el suelo de una camioneta Chrysler, la pararon arriba de la compuerta del tanque subterráneo general de la gasolinera, lo abrieron e introdujeron un tubo de goma, conectado a una bomba eléctrica.

En pocos minutos, sin que nadie lo notara, sacaron silenciosamente 1.700 litros de gasolina, hasta que la Policía notó su presencia y escaparon del lugar. "Parecía una película de James Bond. Estacionaron sobre el tanque subterráneo, introdujeron el tubo conectado a una bomba eléctrica y lo lograron", dijo a la prensa local el alguacil de Tampa, Larry McKinnon.

Aumento de los robos

"Si los precios siguen subiendo el asunto es simple, aumentan los ladrones de gasolina", agregó el jefe policial.

Según Jeff Lenard, portavoz de la Asociación de Vendedores de Combustibles, los ladrones han aumentado porque la gasolina se ha trasformado en un producto caro y es fácilmente vendible. Por eso, los ladrones se han sofisticado.

"La idea de robar dos o tres galones de gasolina o irse de la gasolinera sin pagar dejó de tener sentido si tienes acceso a un tanque subterráneo de 38.000 litros. Es un indicio del valor de la gasolina, no un símbolo de desesperacion. Ellos tienen medios para transportarla y venderla", puntualizó.

Además de los robos, apuntan las autoridades, el problema es la seguridad ciudadana. El combustible robado es, casi siempre, transportado en improvisados recipientes plásticos, encerrados en camionetas sin respiraderos y la acumulación de gases en su interior es sumamente peligrosa, tanto para la gente en la calle como para los propios ladrones.

"Eso puede explotar a cualquier momento. Es una bomba ambulante, como un terrorista que lleva una bomba y quiere acabar con la gente", agregó McKinnon. La ola de robos no se restringe a Florida. Se han reportado casos en Carolina del Sur, Maryland, y Georgia. Pero Florida parece ser donde se encuentra más desarrollada.

También el fin de semana pasado, un hombre fue arrestado a la entrada de unos de los túneles de acceso a Nueva York, cuando un agente notó que su chapa de matrícula estaba caducada. Al aproximarse, notó que un vapor con olor a gasolina salía del interior de la camioneta.

El policía pidió refuerzos y cuando abrieron la camioneta encontraron un tanque con 1.552 litros de gasolina. Tras investigar, la Policía concluyó que el hombre no era un terrorista sino un ladrón de gasolina.