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Los científicos creen que los arcoiris atrapados pueden tener múltiples utilidades en distintos ámbitos.
¿Qué hay más mágico y efímero que un arcoiris? Es por ello que se dice que el mítico leprechaun, esa especie de duende irlandés cascarrabias, suele esconder su oro en uno de los extremos de este fenómeno de luz.

Si esa historia fuera real, hace tiempo que a la pobre criatura le habrían robado su tesoro, ya que la tecnología no sólo es ya capaz de "atrapar" el arcoiris, sino que ya está usándose en modelos experimentales de sensores.

Un grupo de investigadores atrapó nuevamente el arcoiris desplegando unas 25.000 capas de invisibilidad tan finas como un cabello humano, y elaboraron un prototipo de sensor con posibles usos no sólo en sistemas de invisibilidad sino como sensor en biomedicina.

Más allá de la invisibilidad

Las llamadas capas de invisibilidad están permitiendo a los científicos manipular la luz con mayor precisión que nunca, según señala un reporte recientemente publicado en el New Journal of Physics. Una habilidad, que podría ser muy útil, por ejemplo, en áreas como las comunicaciones.

En los últimos años, estas pesquisas han dado lugar a una gran variedad de técnicas para ocultar personas u objetos jugando con las propiedades de la luz, ya sea desviándola o bloqueándola con materiales que hacen que los objetos sean invisibles para el observador.

Pero todas estas innovaciones tienen potenciales que van más allá de la mera invisibilidad.

Oro para atrapar el arcoiris

Recientemente, un trabajo publicado en el PhysicalReview B, reveló los resultados de una investigación en la que se comprobó que una serie de estas capas diminutas colocadas en una cuadrícula de dos dimensiones podría usarse como sensor en biomedicina.

Por su parte, Vera Smolyaninova de la Universidad Towson en Maryland, Estados Unidos, y sus colegas han empezado a poner estas ideas en práctica.

El equipo fabricó una "matriz de micro-lentes", una red de diminutas lentes de un ancho de 50 millionésimas de metro. Cubrieron la matriz con una fina capa de oro y lo colocaron sobre una lámina de vidrio cubierta del mismo metal.

La luz se proyectó sobre esta matriz desde un lateral y se direccionó alrededor de cada pequeña lente, generando un área oculta en el centro de cada una.

Sensores más precisos

Según explicaron, esta alineación de capas puede utilizarse en la fabricación de sensores, dado que el efecto que consiguieron fue el de ralentizar la velocidad de la luz, y como ocurre en un prisma, el efecto fue un tanto diferente usando luces de distintos colores dando lugar a una especie de "arcoiris atrapado".

Cabe decir que atrapar el arcoiris no es una novedad. Este efecto lo logró, en 2007, el equipo científico liderado por el profesor Ortwin Hess, quienes publicaron el hallazgo en la revista Nature.

Pero la novedad con las nuevas técnicas, es que estas están dirigidas a poner el arcoiris atrapado a nuestro servicio.

El motivo principal, es que aunque hoy abundan las técnicas que utilizan luz para hacer distintos tipos de análisis: desde sistemas de detección de explosivos a análisis de sangre, lo cierto es que la sensibilidad de muchos de estos métodos depende de cuanta luz interactúa con el material investigado.

El hecho de poder ralentizar la velocidad de la luz, permite interactuar de una forma más intensa con la materia, por lo que los "arcoiris atrapados" parecen ser un buen recurso para mejorar todas estas técnicas.

El profesor Hess, del Imperial College de Londres, calificó este tipo de trabajos "incentivadores y excitantes".

"Cuando surgió el concepto del arcoiris atrapado, se vio que era un efecto fundamental con una gran cantidad de aplicaciones", dijo a la BBC.

"Por lo que llevar esto más allá a una fase experimental es algo muy bonito de ver".