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© Desconocido"El hombre paleolítico formaban parte de un mundo, no estaban aislados; tenían conocimientos del mundo"
Lawrence Guy Straus, arqueólogo, profesor de la Universidad de Nuevo México e investigador norteamericano asociado al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, ha afirmado este miércoles, durante la segunda jornada del curso de verano de la Universidad de Cantabria "Altamira: conservación y conocimiento", que los hombres del paleolítico eran "gente aventurera" y que "tenían conocimientos del mundo".

El profesor Straus ha ofrecido en el Parlamento de Cantabria una conferencia sobre el "Aprovechamiento económico y redes de poblamiento y movilidad del Paleolítico superior cantábrico", en la que ha disertado sobre el papel de la región cántabra en Europa en ese periodo, difusión de la cultura y diferencias ambientales entre territorios.

Ha impartido una lección sobre la paleo-economía y las diferencias económicas entre las distintas macroregiones europeas, así como la existencia de contacto social entre ellas, manifestadas en objetos exóticos que trasladaban de banda en banda y de mano en mano; desde el mediterráneo hasta el norte de Europa. Junto con estos objetos también intercambiaban ideas e ideologías que están reflejadas en el arte.

Straus ha indicado que en los restos arqueológicos pertenecientes al paleolítico se ha encontrado "mucho intercambio de conchas, fósiles, ámbar, sílex u otros objetos" y ese traslado de objetos implicaba tráfico de información entre los distintos valles.

"Ellos formaban parte de un mundo, no estaban aislados; tenían conocimientos del mundo", ha apuntado el arqueólogo.

Asimismo, ha añadido que "sabemos cada vez más que no estaban metidos únicamente en su pequeño mundo, sino que conocían la existencia de uno mucho más amplio; ese mundo era Europa y, en cierta medida, eso fue la primera Unión Europea", ha aseverado.

No obstante, esos hallazgos de materiales culturales comunes, según lo que ha apuntado Lawrence Straus, no sólo puede significar intercambio de objetos entre clanes de diferentes regiones, sino que también puede ser causa de viajes, porque "es posible que haya habido muchas personas que viajaban en busca de pareja, sabiduría o poder espiritual. Gente que era aventurera".

Paleo-Economía

En lo referente al aprovechamiento económico, el profesor ha señalado que en la península ibérica no ha habido una "alteración de la fauna importante" porque, si bien es cierto que durante la época musteriense hubo abundancia de mamuts y rinocerontes que luego se extinguieron, "siempre ha habido muchos ciervos, cabras montesas y conejos".

A partir del paleolítico superior la fauna arcaica se extinguió; sin embargo, "como los hombres seguían dependiendo de la caza, para no ceñirse estrictamente a los ciervos o cabras, añadieron a su dieta animales más pequeños como peces, moluscos o conejos", ha relatado el arqueólogo.

Por el contrario, en Francia, Alemania o Países Bajos se alimentaban a base de reno y caballo, animales mucho más migratorios que la fauna de la península ibérica.

La diferencia de fauna posiblemente conllevó que los hombres del paleolítico de las regiones del norte tuvieran que desplazarse distancias mucho más largas en busca de comida que en la península ibérica.

"La región del Cantábrico era especialmente buena debido a que el relieve hacía que obtuvieran recursos del mar, ríos y montañas fácilmente; sin apenas tener que desplazarse", ha aseverado este experto

El ponente ha impartido su conferencia desde una perspectiva americanista, que ha tenido mucha influencia en el norte de España desde los años 60 con la llegada de L.G. Freeman, estrecho colaborador del padre Joaquín González Echegaray, según ha aclarado el experto.

"Está tradición americana ha tenido mucha influencia a lo largo de tres generaciones de prehistoriadores españoles, lo cual hace que, tal vez, esta zona esté en la vanguardia de la arqueología antropológica", ha subrayado.