Apenas Tom Daley quedó eliminado, un tuitero le dijo que lo quería ahogar en la piscina. En un par de horas la policía llegó hasta su casa.

Hace algunos días le dijimos que estos serían los Juegos Olímpicos de los Medios Sociales, y especialmente de Twitter. A pocos días de la inauguración, esto ya va quedando demostrado.

A la eliminación de la competencia por los comentarios racistas de la griega Voula Papachristo, se unió la del futbolista suizo Michelle Morganella, quien trató de mongólicos a los futbolistas de Corea del Sur que vencieron al equipo helvético. Un tuiteo lo privó del sueño olímpico. Algo impensado hace un par de años.

Pero el hecho más grave hasta ahora que vincula los JJ.OO. con Twitter, es el arresto de un joven tuitero que a través de la red social vació todo su odio contra el clavadista británico Tom Daley.

El joven deportista de 18 años competía en el clavado por equipos. Además de hacerlo por Gran Bretaña, los anfitiriones, dijo que lo haría por la memoria de su padre, quien falleció de cáncer el año pasado, según reporta el diario The Sun. La expectativa era inmensa. Sin embargo, un pequeño error dejó al equipo dueño de casa en cuarto lugar.

Esta derrota olímpica fue demasiado para muchos británicos quienes volcaron toda la rabia por Twitter, algunos con mala intención, conocidos mundialmente como "trolls". Pero uno, @Rileyy_69 tuiteó "decepcionaste a tu papá, debes saberlo".

El clavadista, pese a toda su frustración, estaba mirando su twitter y posteó el mensaje en su cuenta diciendo "después de todo lo que he dado, algunos idiotas me escriben esto". Acto seguido, @Rileyy_69 se pasó de la raya y tuiteó "te voy a encontrar y te voy a ahogar en la piscina. Me das asco" (i'm going to find you and i'm going to drown you in the pool, you cocky). Eso fue suficiente para que la policía británica de Dorset llegara hasta el domicilio del joven de 17 años bajo el cargo de "comunicaciones maliciosas".

El usuario @Rileyy_69, quien tiene su cuenta protegida, intentó ofrecer disculpas al saber que su tuiteo había provocado todo un drama, pero ya era demasiado tarde. Lamentablemente para él, la delgada línea entre el mundo virtual y el real se hace cada vez más fina y todos nos tenemos que hacernos responsables por lo que hacemos en las redes sociales. Sobre todo en tiempos olímpicos.