El Instituto Nacional de Antropología e Historia encontró una escultura monolítica en el sitio prehispánico de Izapa.
Esta pieza reitera la importancia de dicho animal en el pensamiento ritual de culturas mesoamericanas.

escultura de jaguar
© Desconocido
Una escultura monolítica con la representación de un jaguar echado, de casi una tonelada, fue descubierta en el sitio prehispánico de Izapa, en la región del Soconusco, Chiapas, México.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de ese país, señaló en un comunicado que la pieza grabada, que se estima tiene 2.000 años de antigüedad, fue hallada en el lecho de un río y debido a su peso no fue sacada de inmediato, hasta hace unos días, cuyas maniobras de rescate a cargo del INAH requirieron más de siete horas.

En los monumentos de Izapa está plasmada la cosmovisión del pueblo que edificó esta ciudad hace aproximadamente 2.000 años, posiblemente de filiación mixe-zoque, anterior a la cultura maya, algunas imágenes hacen referencia a diversos mitos que están narrados en el "Popol Vuh", libro sagrado de los mayas.

El director del Centro INAH-Chiapas, Emiliano Gallaga Murrieta, indicó que el nuevo monumento mide 1,38 metros de largo por 87 centímetros de alto y 52 centímetros de espesor, "solo está grabado por una de sus caras con la fisonomía de un jaguar con las patas delanteras y traseras flexionadas como si estuviera echado".

El arqueólogo destacó que esta pieza no solo incrementa el acervo escultórico de Izapa, sino que reitera la importancia de dicho animal en el pensamiento ritual de las culturas mesoamericanas, además de que muestra la sensibilidad de un pueblo para plasmar conceptos en piedra.

Gallaga Murrieta aclaró que se trata de una escultura de bulto que posiblemente estaba en proceso de elaboración porque el resto de la pieza es liso. "Las esculturas de Izapa se realizaban con piedras porque no había metales en esa época, y en algunos casos los indígenas usaban cinceles de jade. Por las características del monumento y del material asociado, se estima que puede tener una antigüedad aproximada de dos mil años".

El monolito se encontró a finales de la temporada de campo 2011 del Proyecto Reconocimiento Regional de Izapa, dirigido por el arqueólogo Robert M. Pinter Rosenswig de la Universidad de Albany, mediante el cual únicamente se examinó la superficie donde se asienta Izapa, que consta de 127 hectáreas.

"En dicho proceso, al final de la temporada de campo, se localizó una piedra labrada de grandes dimensiones sobre el lecho de un arroyo que desemboca en el río Izapa, la roca estaba boca abajo por lo cual no se distinguían los motivos iconográficos, sólo se alcanzaba a ver que estaba labrada.

"Por sus dimensiones y el sitio donde se encontró la piedra no se pudo sacar de inmediato y se dejó ahí, para rescatarla en la siguiente temporada que comenzó en este mes de agosto", comentó Gallaga Murrieta, según despacho de Xinhua.

El director del Centro INAH-Chiapas agregó que el monumento se localizó en el lado noreste del sitio de Izapa, a cinco metros de un edificio de pequeñas dimensiones nombrado montículo 53, la hipótesis que establecieron los arqueólogos es que el Monumento 91 pudo estar originalmente en la parte superior de la Estructura 53 y en algún momento cayó o fue deliberadamente desplazado.

"Dicho montículo es una construcción de pequeñas dimensiones que tiene asociadas estelas y monumentos, pero aún no se estudió por lo que se desconoce la función que tuvo en la época prehispánica", mencionó.

Gallaga Murrieta comentó que además de la escultura monolítica, en el lecho del río también se encontraron metates (mortero de piedra tallada de forma rectangular) y una tinaja de piedra, así como piezas de cerámica entre las que destacan vasijas trípodes con las patas decoradas, fechadas para el periodo Clásico Temprano (200-600 d.C.).

Finalmente, el experto indicó que la escultura del jaguar será sometida a un proceso de conservación en el que será limpiada para poder analizar con más detenimiento su iconografía, toda vez que tiene una capa de musgo y líquenes que impide observar detalles de los motivos grabados.