Un agujero negro tiene la forma del cono de un helado y su punta es conocida como la singularidad. Todo lo que es succionado por la parte más ancha del agujero negro es empujado hacia la singularidad y destruido. Roy Kerr, un matemático de Nueva Zelanda, teorizó sobre el hecho de que los agujeros Kerr podrían, sin embargo, ser el resultado de estrellas moribundas que caían en un anillo giratorio de neutrones. Si se producía suficiente fuerza centrífuga, la singularidad no se formaba; más bien se creaba un túnel a través del cual se podría viajar a otros tiempos y universos paralelos. Al final del túnel, uno podría teóricamente ser expulsado del agujero negro vía un "agujero blanco".