El otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea (UE), justo cuando el bloque atraviesa una de las peores crisis de la historia, provocó hoy reacciones encontradas en diversos sectores sociales del denominado viejo continente.

Si bien la casi totalidad de los gobiernos saludaron el galardón, varios dirigentes sindicales y políticos de diversas tendencias recibieron con rechazo e ironía la decisión del comité noruego.

El copresidente del Partido de Izquierda francés, Jean-Luc Mélenchon, consideró "un premio de humor negro" el otorgado a la UE.

"Ciertamente, la Unión Europea ha garantizado la paz, pero a los mercados financieros, a los especuladores y a las utilidades bancarias, pero ha desarrollado una guerra contra los pueblos que la componen y contra los derechos sociales", dijo.

Para Nicolás Dupont-Aignan, excandidato presidencial por la agrupación Primero la República, "este premio póstumo recuerda que Europa puede ser todavía un sueño, no la pesadilla que vive la gente".

El presidente del comité de cinco miembros encargado de entregar el galardón, Thorbjoern Jagland, argumentó que éste le fue conferido a la UE por el papel desempeñado para transformar a la Europa, otrora destruida por la II Guerra Mundial, en un continente de paz.

Sin embargo, el Partido Comunista Francés recordó que la UE no es una fuerza de paz internacional y que ella misma ha sido, con sus países miembros de la OTAN, actora de conflictos internacionales mayores en ese período.

El galardón le fue conferido al bloque de los 27 países justo cuando atraviesa uno de los peores momentos, con una crisis financiera galopante y la aplicación de políticas de ajuste que provocaron el aumento del desempleo hasta superar los 25 millones de personas.

En Grecia, el país más afectado por la crisis, el Partido Comunista tildó la concesión del Nobel como un "premio a la eliminación de los derechos laborales".

"La decisión del comité noruego es una hipocresía que ofende a los pueblos europeos en un momento en que son víctimas de una guerra no declarada a todos los derechos sociales", señaló, por su parte, la coalición Syriza.

El anuncio sorpresivo del galardón fue saludado por la mayoría de los jefes de Estado y de gobierno del bloque.

La canciller federal alemana, Ángela Merkel, una de las principales impulsoras de las políticas de austeridad en el continente, calificó la concesión del premio de una decisión maravillosa.

El titular de la UE, Herman Van Rompuy, la consideró un "increíble honor" y la cancillería británica estimó que "reconoce el papel histórico de la UE en la promoción de la paz y la reconciliación".

Para el presidente francés, François Hollande, se trata de un inmenso honor que obliga a los líderes europeos a perseguir una Europa más unida, justa, fuerte y que proteja la paz.

"Con este premio todo europeo puede sentirse orgullo", añadió el Presidente.

Sin embargo, en una encuesta realizada hoy por la edición digital del diario Le Figaro con la pregunta ¿Es justificado entregar el Nobel de la Paz a la UE?, una amplia mayoría de los interrogados, 62,89, dijeron que no.