Al menos tres obispos expresaron su desacuerdo con el video presentado en Europa, bajado de YouTube, desató una polémica entre los participantes en el Sínodo de los Obispos, la cumbre que se lleva a cabo en El Vaticano.


Aunque la proyección se efectuó el sábado pasado, la controversia trascendió hasta ahora como consecuencia del debate en el Aula del Sínodo, donde 262 prelados sesionan a puerta cerrada para decidir cómo afrontar la crisis de fe que afecta al mundo occidental.

La tarde del sábado pasado, durante las intervenciones libres de los "padres sinodales", el cardenal Peter Turkson decidió utilizar el tiempo a su disposición para proyectar el video "Muslim demographics" (demografía musulmana), de unos siete minutos.

"Están por ser testigos de un cambio demográfico de nivel global (...) Es sólo cuestión de años y Europa, como la conocemos hoy, no existirá más", advirtió el inicio del cortometraje, en una presentación casi apocalíptica.

De inmediato a su exhibición, algunos obispos - al menos tres-, expresaron su desacuerdo con las estadísticas presentadas en el video.

El cardenal Andre Ving-Trois, arzobispo de París y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, consideró como una "visión maniquea" el contenido del video y expuso: "no podemos hacer una cruzada anti-islámica, con la cual no estoy de acuerdo".

Por el contrario otros "padres sinodales" se manifestaron de acuerdo con el contenido del video, al cual le concedieron veracidad en algunos de sus datos, que no sólo alertan sobre el avance demográfico de los musulmanes en Europa, sino también cuestionan las políticas anti-natalistas de los países occidentales.

Tal fue la polémica que la tarde del lunes el artífice de la proyección del video y presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano, Turkson, ofreció disculpas por su iniciativa que "no pretendía parecer una cruzada contra el islam".

Agregó que las imágenes buscaban ser una denuncia de "cierta política de planificación familiar" encaminada a disminuir los nacimientos.

El secretario de la cumbre vaticana, Nikola Eterovic, aseguró por su parte que la proyección pretendía sólo ser un "gesto provocador" de un debate, pero que se trató de una "iniciativa personal" que no representa, en lo absoluto, la posición oficial del Sínodo.