mina en Afganistán
© Vídeo
Diez niñas murieron y otras dos resultaron gravemente heridas mientras buscaban leña en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, cuando una mina explotó a su paso. La policía afgana cree que se trataba de un proyectil de guerras pasadas que llevaba allí, sin estallar, desde hace años. Afganistán fue uno de los países con más minas antipersona del mundo en la década de los 90. Tras la caída del régimen talibán, se ha hecho una gran labor de limpieza, pero aún quedan muchas minas escondidas bajo tierra, a las que hay que sumar los artefactos explosivos de fabricación doméstica que los talibán plantan cada día en los caminos para atentar contra las tropas internacionales.

El portavoz policial de Nangarhar, Hazrat Mashreqiwal, destacó que la explosión no ocurrió ni al lado de la carretera ni en ningún otro sitio susceptible de ser blanco de un ataque. Además se encontró otra mina antigua cerca del lugar donde estalló el primer explosivo, lo que refuerza la hipótesis de que no se trataba de una mina escondida recientemente.

Todas las víctimas tenían entre nueve y 13 años, y eran del pueblo de Dawlatzai, en el distrito de Chaparhar. Las dos niñas heridas se encuentran muy graves en el hospital, según aseguró un representante gubernamental de ese distrito.

En Afganistán las temperaturas descienden bajo cero en invierno, y buena parte del país queda nevado. La población, sobre todo en las zonas rurales, se calienta con leña, y mujeres y niños son quienes suelen ir a buscarla. Eso ya ha producido más de un disgusto. En más de una ocasión, helicópteros de las tropas internacionales han bombardeado una zona pensando que allí había insurgentes escondidos, y después resultaba que eran mujeres y niños buscando leña.

En la actualidad en Afganistán aún hay unas 3.700 minas antipersona y otras 1.300 antitanque esparcidas por el país, según datos correspondientes al mes de septiembre del Centro de Coordinación de la Acción contra la Minas en Afganistán (MACCA, en sus siglas en inglés), la oficina de las Naciones Unidas que se ocupa de este problema.

Aunque se ha hecho una gran labor de limpieza en la última década, esas trampas mortales continúan constituyendo una amenaza en 33 de las 34 provincias afganas.

Entre abril y junio de este año, un total de 102 personas murieron o resultaron heridas por minas o artefactos explosivos, según la MACCA. Antes de la caída del régimen talibán, la cifra de fallecidos o mutilados era todavía mucho mayor.