La primera vez que se vio al Hombre de Pekín fue en una excavación arqueológica en China en 1920 (el yacimiento de Zhoukoudian fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1987). Dos décadas más tarde se lo vio por última vez, cuando era embalado con destino a Estados Unidos en 1941. Las cajas desaparecieron y nunca se encontró rastros de ellas. Desde ese momento muchas teorías han rodeado a su contenido.
Imagen
© Desconocido
Los restos fosilizados del Homo erectus pekinensis, o el Hombre de Pekín, pasaron los años treinta en China, donde desconcertaron a paleontólogos y antropólogos. Múltiples cráneos, mandíbulas inferiores y dientes se encontraron en una excavación en las afueras de la ciudad de Pekín, hoy llamada Beijing.

Los primeros fósiles del Homo erectus se encontraron en Java en la década de 1890, pero algunos científicos creían que no eran más que una especie inusual o deformada de mono. El Hombre de Pekín puso fin a esa línea de pensamiento y fue reconocido como un tesoro cultural y científico.

En septiembre de 1941, con China y Japón sumidos en un conflicto bélico y Estados Unidos a punto de sumarse, los fósiles se embalaron y fueron enviados a este último país. Las cajas debían viajar por tren y luego barco a América, pero desaparecieron sin explicación. Nadie sabe si alcanzaron a llegar al barco o incluso el exacto método de transporte que se utilizó. China, Japón y Estados Unidos parecen tener sus propias teorías y el culpar a uno u otro país de tenerlas es la tónica.

Pero hay explicaciones más prosaicas. La mayoría cree que el tren donde viajaban los fósiles fue asaltado y los huesos, considerados un objeto sin valor, arrojados a un lado. Otros creen que alcanzaron a llegar al barco, pero que éste fue atacado y se hundió. Cada cierto tiempo alguna pista emerge sobre el Hombre de Pekín, la cual desaparece tan abruptamente como las cajas con los fósiles.