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El principal acusado de una violación colectiva que aún estremece a la sociedad india se quitó hoy la vida en una prisión de las afueras de esta capital donde estaba recluido mientras se le celebraba juicio.

Fuentes policiales indicaron que el reo, Ram Singh, de 33 años, se había suicidado en la madrugada de este lunes en el pabellón número cinco de la cárcel de alta seguridad de Tihar.

Ha sido ordenada una investigación para determinar cómo Ram Singh cometió suicidio, dijo un funcionario de la Dirección de Prisiones.

Como otros cuatro de sus cómplices, Singh encaraba 13 cargos, entre ellos los de asesinato -punible con la pena de muerte-, intento de asesinato, violación en grupo, delitos contra natura, destrucción de evidencias, secuestro, lesiones para cometer robo y confabulación para asesinar.

Un sexto, menor de edad, está siendo procesado -a puertas cerradas, como los demás- y de ser hallado culpable solo extinguirá una condena máxima de tres años de internamiento pese a que, según versiones de prensa, fue uno de los más violentos.

Según el expediente, el pasado 16 de diciembre, a bordo de un ómnibus, cuyo chofer era Singh, el sexteto violó brutalmente a una chica de 23 años. Al joven que la acompañaba le causaron serias lesiones cuando intentó defenderla.

La muchacha murió a los 13 días en un hospital de Singapur debido a las lesiones internas que le provocaron los rufianes al usar también una barra de hierro para ultrajarla.

El hecho levantó una ola de indignación en todo el país y un debate nacional sobre los asaltos sexuales, lo que obligó a las autoridades a reforzar las medidas de seguridad en las calles y a revisar la legislación a ese tenor.

Una comisión creada por el gobierno recomendó endurecer las condenas a los autores de violaciones y otros abusos contra las mujeres.

La ley correspondiente ya fue aprobada por el presidente Pranab Mukherjee, pero aún debe ser refrendada por el Parlamento.