Fue el mayor robo de arte en más de una década en los Países Bajos. En 2012 desaparecieron de galería Kunsthal de Rotterdam, a plena luz del día, siete de pinturas de artistas como Picasso, Matisse y Manet. Las obras robadas tienen un valor estimado de decenas de millones de dólares si se hubieran vendido en una subasta.

Pero, al parecer, su destino parece haber ha sido otro. El fuego. La portavoz de la fiscalía de Rumanía, Gabriela Chiru, ha contado a la agencia AFP que están analizando las cenizas de una estufa para comprobar si se tratan de los restos de las obras de arte.

La sospechosa es Olga Dogaru, la madre de Radu Dogaru, una de las tres personas encarceladas en enero acusadas del robo y que continúan en prisión. La progenitora ha contado a los investigadores que sintió miedo por su hijo cuando fue detenido.

Entonces, enterró las pinturas en una casa abandonada y después en un cementerio de la aldea de Caracliu. Poco después, en febrero, la policía comenzó a buscar en su pueblo de las obras robadas, las desenterró y las quemaron.

«Preparé primero el fuego en la chimenea de mi cuarto de baño. Después, me desplacé al cementerio y desenterré los cuadros, y los llevé a mi casa. Metí la bolsa en las que estaban las siete pinturas en la chimenea. Puse madera, zapatos, botas de goma y esperé a que se quemaran completamente», ha relatado Dogaru. Actuó así para que «los lienzos nunca se encontraran, no habría pruebas y (los acusados) no serían condenados».

El robo

No obstante, la portavoz de la fiscalía afirma que hay que comprobar la versión de Dogaru y que las investigaciones, realizadas por el Museo Nacional de Historia de Rumania, pueden alargarse varios meses

Los ladrones irrumpieron en el museo el 16 de octubre de 2012 a través de una salida de emergencia trasera, cogieron las pinturas de la pared y huyeron, todo en dos minutos.

Los cuadros robados (uno de Picasso, dos de Monet, uno de Matisse, uno de Gauguin, uno de Meyer de Haan y uno de Lucian Freud) provenían de la Fundación privada Triton, una colección de arte de vanguardia elaborado por el multimillonario Willem Cordia, un inversionista y empresario, y su esposa, Marijke Cordia-Van der Laan. Cordia murió en 2011.