arresto de un niño
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El ejército del régimen de Israel se defiende por el hecho de haber arrestado el mes pasado a un niño palestino de 5 años, en la ciudad cisjordana de Al-Jalil (Hebrón), por el supuesto lanzamiento de una piedra contra un vehículo de un colono israelí y lo califica de un acto "justificado".

El asesor jurídico del ejército israelí en Cisjordania (territorios ocupados), coronel Doron Ben Barak, en una carta enviada al grupo israelí de derechos humanos B'Tselem, subrayó que los soldados no pueden quedar indiferentes cuando un niño lanza piedras provocando "un peligro importante" para los viandantes, las fuerzas de seguridad e incluso ellos mismos.

Aunque en la misiva publicada el miércoles por el diario israelí Haaretz, el mismo Ben Barak admite que el hecho fue ilegal, pero considerando el caso como un delito de perturbación del orden público, asegura que el ejército tiene la autorización necesaria para "eliminar el peligro" en semejantes situaciones.

"Sería irresponsable que los soldados ignoraran la situación y dejaran al niño para que continúe con sus peligrosas actividades", insiste el militar israelí en la carta enviada desde hace una semana a la directora ejecutiva de B'Tselem, Jessica Montell.

Montell, en reacción a la nota de Ben Barak, expresó su sorpresa por el hecho de que el ejército israelí se considere autorizado como para arrestar a menores de doce años, ya que es un acto claramente prohibido por la ley.

En este sentido, Montell se refirió al hecho de que el niño fue capturado después del supuesto lanzamiento de piedra y no mientras lo hacía, y que las fuerzas israelíes llevaron al niño en un jeep militar hasta su casa, donde detuvieron a su padre con las manos atadas y los ojo vendados.

Cabe señalar que el padre del niño palestino fue más tarde interrogado, golpeado y multado por la piedra que lanzó su hijo.

A pesar de que en los territorios ocupados palestinos, la edad de responsabilidad criminal para los niños es 12 años, los menores palestinos, normalmente, son detenidos por las fuerzas israelíes por supuestos lanzamientos de piedras, un "crimen" que puede conllevar hasta 20 años de cárcel.