Antártida
© Universidad de Texas en AustinReconstrucción de la zona del Mar de Scotia hace 25 millones de años.
Un equipo de científicos ha encontrado evidencias geológicas que proyectan una sombra de duda sobre el origen comúnmente aceptado de la capa de hielo antártica.

La Corriente Circumpolar Antártica, una corriente oceánica que fluye en el sentido de las manecillas del reloj alrededor del continente, aísla a la Antártida de las aguas cálidas, situadas al norte, que la rodean, lo que contribuye de manera destacada a mantener la capa de hielo. Desde hace varias décadas, los científicos han asumido que el establecimiento de la Corriente Circumpolar Antártica desempeñó un papel decisivo, hace aproximadamente 34 millones de años, para iniciar el proceso de glaciación en el continente.

Ahora, muestras de rocas provenientes del sector central del Mar de Scotia, cerca de la Antártida, analizadas por el equipo de Ian Dalziel, de la Universidad de Texas en Austin, revelan lo que queda de un arco volcánico, ahora sumergido, que se originó hace más de 28 millones de años y que pudo bloquear la formación de esta Corriente Circumpolar Antártica hasta hace menos de 12 millones de años.

Por tanto, el establecimiento de la actual Corriente Circumpolar Antártica no puede relacionarse en modo alguno con la glaciación inicial de la Antártida, sino más bien con un descenso subsiguiente y bien documentado de las temperaturas globales del planeta.

Hay otras dos clases de evidencias que apoyan la noción de que la Corriente Circumpolar Antártica no empezó hasta hace menos de 12 millones de años. Por un lado, el norte de la Península Antártica y el sur de la Patagonia, no se volvieron glaciales hasta hace menos de 12 millones de años. Y por otro lado, ciertas especies de criaturas microscópicas conocidas como dinoflagelados, las cuales prosperan en ambientes acuáticos gélidos como los de las aguas polares, empezaron a aparecer, a juzgar por el inicio de la presencia de sus vestigios a partir de ciertos estratos de sedimentos marinos, hace alrededor de 11,1 millones de años, lo que sugiere que fue entonces cuando en la región del Océano Atlántico de la cual proceden esos sedimentos comenzaron a llegar aguas más frías en cantidades significativas.

En la investigación también han trabajado Larry Lawver y Marcy Davis de la Universidad de Texas en Austin, Hans-Werner Schenke del Instituto Alfred Wegener en Alemania, P.F. Barker de la Universidad de Birmingham (por desgracia ya fallecido en el momento de escribir estas líneas), Julian Pearce de la Universidad de Cardiff, Alan Hastie de la Universidad de Edimburgo, y Dan Barfod del Consejo de Investigación del Medio Natural (NERC), del Reino Unido éstas cuatro últimas entidades.