Arqueólogos estiman que tiene una antigüedad de 1.500 años. Además, encontraron utensilios para labrar la tierra.
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© Nicolás Bordón / Diario UNO
Tierra de distinto color, un círculo insinuado, un piso compactado y varios pozos no significan nada a la vista de cualquier persona. Pero los ojos expertos de un grupo de arqueólogos descubrieron que estos indicios correspondían a la base de una casa huarpe, de unos 1.500 años de antigüedad, que muestran de modo significativo lo que pudo ser un gran asentamiento indígena en Barrancas, Maipú, muy cerca de la planta de residuos de esa comuna.

La suposición de los integrantes del Laboratorio de Geoarqueología de la Facultad de Filosofía de la UNCuyo, encabezado por Víctor Durán, Diego Estrella, Paula Novellino y Gustavo Lucero, está basada en otro hecho similar, el hallazgo de un enterratorio huarpe a sólo 6 kilómetros de allí, en el 2011.

En un perímetro de 20 kilómetros de largo por 4 de ancho, este equipo ha encontrado en los últimos cinco años muchos restos arqueológicos como hornillos o elementos para cultivar la tierra, que describen muy bien cómo era la vida de los pueblos originarios en Mendoza.

Pero esta casa adquiere especial importancia porque es la única que queda en pie, de una serie de descubrimientos de construcciones similares ya desaparecidas: la primera fue en Palmira, San Martín, en los años '50; otras tres surgieron mientras hacían el dique Potrerillos, en Luján, que fueron tapadas por el agua, y una más cerca del Manzano Histórico,en Tunuyán.
"Nuestra intención es preservarla, pero deberíamos recibir un apoyo muy fuerte de la provincia y del municipio para ponerla en valor y ver de qué modo se protege, porque si se lo deja así, mucha gente puede romperla y en corto plazo podría desaparecer", explicó Víctor Durán.
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Mientras esto se decide en el ámbito cultural y político, los arqueólogos harán un tapado especial de las ruinas una vez documentados todos los hallazgos, para evitar la degradación del lugar.

De todos modos, Durán advierte que "el riesgo del tapado es que se pierde el control del hallazgo y no se puede señalizar, porque eso advierte y muchos pueden hacer daño por el solo hecho de hacerlo".

Aún contando con estos obstáculos, el grupo está haciendo un trabajo de concientización con los alumnos de la escuela secundaria Huarpes, de Barrancas, desde donde muchas veces participan en las exploraciones del terreno para buscar restos de estos indígenas.

Diego Estrella dijo que "parte de este proyecto incluye las charlas que hemos dado en la escuela Huarpes para que los chicos tomen conciencia de la importancia del patrimonio y tengan capacitación para ayudar en excavaciones como técnicos, y se han prendido a la idea de forma impresionante. Tal vez, si podemos lograr que esto se conserve como patrimonio arqueológico, se pueda pensar en un circuito turístico".

La búsqueda arqueológica seguida de la conservación patrimonial de la historia previa a la época colonial es muy reciente, y por esto todavía falta mucho trabajo para explorar algunos puntos claves de toda la provincia, como Barrancas. Por el momento, el acuerdo de varias instituciones educativas y científicas para hacer esta tarea ha permitido dar los primeros pasos.

En este caso particular, comparten el trabajo la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNCuyo, la Secretaría de Extensión de la misma casa con el financiamiento de los proyectos Mauricio López, el Conicet, el Consejo Federal de Inversiones y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que hizo aportes para la investigación.

Si bien no hay una suma total de los recursos, los especialistas estimaron unos $500 mil en los últimos cinco años.
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Planificaban sus tareas alrededor de las casas

El hallazgo arqueológico indica que esta casa fue realizada de manera semisubterránea, ya que está enterrada en un pozo de unos 50 centímetros de profundidad y, sobre este pozo, los huarpes clavaban palos, tal vez de algarrobo, siguiendo un círculo de 3 metros de diámetro, que ataban en la parte superior.

Además, entrelazaban varias ramas de junco, para finalmente cubrir toda la estructura con barro. Es igual que la construcción con quincha, que en Lavalle puede verse en casas cuadradas, pero en cambio, en Barrancas se hizo de forma circular.

Mientras que el piso era nivelado con arena, elemento que también cumplía la función de mantener la temperatura del hogar.

El tamaño de la misma hace suponer también que era utilizada como dormitorio y no para pasar el día en ella. Esto sumado al hallazgo de varios hornillos alrededor de la construcción, lo que podría significar que la familia cocinaba, tejía y se aseaba fuera de la casa propiamente dicha.
"Era una concepción espacial totalmente distinta a la actual", indica el arqueólogo Diego Estrella.
Si bien aún es pronto para afirmar que esta casa responde a un asentamiento huarpe más amplio, está claro que en este lugar vivían en un clima completamente diferente al desierto actual.

En ese punto de la geografía mendocina, se ha podido confirmar que durante más de 10 mil años siempre estuvo ocupado por hombres, de distintas tribus, ya que el río Mendoza tenía un curso diferente al actual y había bañados que permitían la presencia de abundante vegetación.