Al menos es lo que afirma un científico británico, que ha comprobado que las muestras de cabello del legendario Yeti, o abominable Hombre de las Nieves, pertenecen a una antigua raza de osos que podría haber sobrevivido hasta hoy.
Yeti es un oso
© Tommy Heinrich, National GeographicPara ponerle un poco de humor, un miembro del equipo se pone una careta del Yeti durante una expedición al Himalaya.
Bryan Sykes recibió varias muestras de todo el mundo. La más prometedora provenía de una región del norte de India, Ladakh, y supuestamente la había conseguido un montañero francés; otra fue encontrada hace una década en Bhutan, a unos 1.300 kilómetros de Ladakh.

Según Sykes, el ADN de ambas muestras coincide con el de la mandíbula de un oso polar encontrado en Noruega y que podría tener hasta 120.000 años de antigüedad.

En su opinión, el hecho de que ambas muestras fueran encontradas a tanta distancia la una de la otra y que sean relativamente recientes sugiere que la especie a la que pertenecieron podría seguir viva.

«No creo que se trate de muestras de los dos únicos osos polares del Himalaya», afirma.Fotos: osos polares

Sugirió, además, que podría tratarse de una especie nueva de oso o de un híbrido de oso polar y oso pardo.

«El siguiente paso sería ir a buscarlos », añade.

Loren Coleman, director del Museo Internacional de Criptozoología de Portland (Maine, Estados Unidos), afirma que es un gran hallazgo, aunque solamente referido a uno de los tipos de Yetis.
«Es lo malo que tiene el término 'yeti', que se refiere a tres variedades distintas: el yeti pequeño, el que tiene tamaño humano y el enorme, llamado Dzu-Teh. Supongo que en este caso hablamos del más grande».
Si, como sugiere Sykes, el Dzu-Teh es de la misma especie que los primeros osos polares, debemos olvidarnos de la típica representación del Yeti con pelo blanco.
«El mito siempre ha hablado del Hombre de las Nieves como una criatura de color blanco», afirma Coleman, «aunque los nativos siempre lo han descrito como marrón o rojizo».
Brian Regal, de la Universidad de Kean, en Nueva Jersey, cree que la posible relación entre el Yeti y el oso polar sería muy novedosa, pero muy difícil de asegurar.
«Es en realidad otra decepción para el mundo de la criptozoología», comenta. «Que Sykes demuestre que el ADN de estas muestras coinciden con el de un oso no significa que sea eso lo que ha estado viendo la gente. A lo mejor vieron osos, a lo mejor vieron otra cosa».
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El biólogo Robert Rockwell también se muestra escéptico y afirma que es necesario ver los resultados de la investigación publicados en una revista científica antes de convencerse.
«La afirmación está basada en una muestra muy pequeña, y probablemente el ADN estaba dañado», añade.
La bióloga molecular Charlotte Lindqvist, que formó parte del equipo que extrajo ADN de la mandíbula del antiguo oso polar que ha utilizado Sykes, es de la misma opinión.
«Sin ver publicados los resultados me resulta muy difícil hablar de relación entre un oso polar de 120.000 años y un oso (o yeti) del Himalaya», afirmó por correo electrónico.
Sykes afirma que va a publicar su descubrimiento: «El proyecto sigue en marcha y queremos publicarlo para que se le dé un tratamiento científico».