La misiva fue escrita por una francesa que se salvó de esta tragedia, y relata las dramáticas escenas del hundimiento del transatlántico.

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Rose Amélie Icard fue una de las pasajeras del Titanic que logró sobrevivir a la tragedia ocurrida el 14 de abril de 1912. durante su viaje inaugural desde Southampton (Inglaterra) a Nueva York (EEUU).

Y ahora, a 102 años de la tragedia, diversos medios afirman haber hallado una carta desconocida hasta ahora escrita por esta francesa, donde relata las trágicas escenas de los pasajeros al tratar de salvar sus vidas, antes del hundimiento del transatlántico.

Según indica el periódico británico The Telegraph, la misiva fue escrita 43 años después del desastre (el 8 de agosto de 1955) posiblemente a la hija de otra de las sobrevivientes de la catástrofe, aunque no ha sido posible saber el nombre exacto de la destinataria, pues está poco visible.

La carta ha visto la luz pública luego de que un usuario de la comunidad en línea Reddit solicitara ayuda en la traducción de una serie de cartas escritas por Icard, adquiridas en una subasta hace unos dos años.

NOCHE DE HORROR

Rose Amelia Icard viajaba a bordo del Titanic como una empleada de Martha Stone, viuda del presidente de la compañía telefónica canadiense Bell Cie, y una de las sobrevivientes rescatadas horas después por el transatlántico Carpathia.

A pesar de que aún no se ha verificado la autenticidad de la carta, el relato cuenta las "escenas inolvidables de horror mezclado con el heroísmo sublime" de esta tragedia, proporcionando un relato de primera mano de aquella noche.

De hecho, la mujer señala que "a veces, 43 años después de la tragedia, todavía sueño con ello".

En esta carta Icard, que murió en 1964, cuenta -entre otras cosas- que intentó volver a las habitaciones para recuperar las joyas de la señora Stone, pero se equivocó de escalera y gracias a ello, salvó su vida. O las desgarradoras escenas de separación de matrimonios y de padres con sus hijos, ya que en los botes salvavidas debían ir sólo mujeres y niños.

También relata lo que ocurrió al día siguiente: "Después de aquella noche de terror, con la primera luz del día, y antes de la llegada del Carpathia, nuestro bote y algunos otros se fueron de nuevo a la escena de la tragedia. Las aguas estaban en calma, y nada podría sugerir que el gigante del mar se había dado vuelta allí. En frente de nosotros, dos catedrales de hielo ofrecen un espectáculo de rara belleza".