Después de cinco años en Pekín, Hannah Sanders y su esposo Ben, ambos empleados de la Harrow School International en la capital china, tomaron la decisión de hacer sus maletas y regresar en julio a Reino Unido.
Imagen
© thinstock
"Al principio habíamos planeado quedarnos aquí por seis años. Pero la contaminación inclinó la balanza", dice la madre de 34 años de edad, quien tiene dos niños, uno de ellos recién nacido. "No creo que sea seguro para nuestro hijo de dos años jugar al aire libre. La contaminación limita lo que podemos hacer como familia".

Aunque no existen estadísticas oficiales o los funcionarios del gobierno chino no están dispuestos a compartirlas, diversas fuentes, incluyendo empresas, escuelas, embajadas y consultoras de recursos humanos confirman lo mismo: a pesar de que China es cada vez más importante para las empresas internacionales, Pekín está perdiendo rápidamente su encanto para los empleados extranjeros.

A principios de marzo, la Cámara de Comercio de Estados Unidos publicó los resultados de su encuesta anual "China Business Climate" ("El Clima de Negocios en China"). Una de las preguntas era: "¿Usted o su organización han experimentado dificultades para contratar o retener a los ejecutivos de alto nivel para trabajar en China debido a los problemas de calidad del aire?"

Las respuestas de 365 miembros de la organización mostraron una tendencia prevalente: en 2014, el 48% respondió que sí; en 2013, el 34% dio una respuesta afirmativa, mientras que en 2008, sólo el 19%.

Éxodo

Aunque hay pocos datos publicados, empresas en diversos sectores informan sobre gerentes de todos los niveles tratando de escapar de la contaminación. Piden ser reubicados. En julio pasado, se registró un número creciente de familias de expatriados que se marcharon. Los comentarios publicados en los foros en línea para padres de Pekín sugieren que el éxodo se inició en junio.

Como resultado, los encargados de contratar personal dicen que las empresas extranjeras tienen cada vez más dificultades para atraer a los mejores talentos a China, ya que muchos se niegan a mudarse allí, argumentando que la calidad del aire en Pekín ha empeorado.

"Cada año, Pekín ha estado perdiendo puntos como la ciudad a la que los profesionales quieren ir", señala Angie Eagan, directora administrativa de MRCI, una firma especializada en la contratación de profesionales en Asia.

Pekín ha perdido tres puntos desde el año 2012 como la ciudad preferida para reubicarse y el 56% de las 5.000 personas entrevistadas ha nombrado los problemas de salud como una de las principales razones por las que considerarían cambiar de trabajo, de acuerdo con una encuesta reciente publicada por la empresa de consultoría.

Aunque una reciente encuesta del banco HSBC ubicó a China como su principal destino para los emigrantes porque todavía ofrece buenos salarios.

"Guerra contra la contaminación"

Extraoficialmente, los directores de varias escuelas internacionales le dijeron a la BBC que las admisiones disminuyeron en un 5% el año pasado, y por separado, dos importantes embajadas también expusieron que están teniendo problemas para encontrar personal.

Los padres se preocupan por los efectos a largo plazo de la exposición de sus hijos a niveles peligrosos de aire viciado y el reciente brote de contaminación registrado a principios de este mes no ha hecho más que contribuir a aumentar su preocupación.

En marzo, el índice de contaminación que mide las partículas, el PM2.5, se elevó a más de 500 durante varios días consecutivos, más de 20 veces el nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Una encuesta de la OMS publicada el año pasado, que analizó las causas de muerte en todo el mundo, encontró que en 2010, la contaminación del aire exterior provocó 1,2 millones de muertes prematuras en China, lo que representa casi el 40% del total mundial. Cuando se publicó la encuesta, varios profesores universitarios chinos impugnaron la metodología y dijeron que la cifra era probablemente aún mayor.

Sin embargo, el gobierno chino no ha permanecido inactivo. A raíz de una ola de indignación en foros de internet y redes sociales, el nuevo primer ministro, Li Keqiang, prometió en repetidas ocasiones "librar una guerra contra la contaminación " y se ha puesto en marcha un sistema de vigilancia en todas las ciudades principales de China.

Pero a pesar de las miles de fábricas que han sido obligadas a cerrar y los millones de dólares invertidos para mejorar el anticuado sistema industrial de China, el cielo permanece gris en muchas de las grandes ciudades, y la mayoría de las metas para la reducción de emisiones no han sido cumplidas.

Sin solución rápida a la vista

El aumento de la contaminación es una preocupación para las familias que se han mudado a Pekín atraídas por los esplendidos paquetes de compensación y las oportunidades de trabajo. Sin embargo, sólo en los últimos 18 meses que las empresas han observado un efecto sobre la nómina, debido a que las familias se han dado cuenta que no hay una solución rápida para la contaminación.

"La gente se sorprende porque la contaminación persiste y se han dado cuenta que no es un problema momentáneo", explica Adam Dunnett, Secretario General de la Cámara de Comercio Europeo en China.

"Yo regresé a Pekín después de nuestras vacaciones de verano del año pasado y pensé, ¿qué estoy haciendo aquí?", recuerda Alison Thompson, quien se había trasladado a la capital china en 2003. La madre de dos hijos y exprofesora de un jardín de infantes en Pekín se mudó a Tokio, Japón, a donde su marido, consultor para una empresa internacional de petróleo y gas, pidió que lo cambiaran. Dada la calidad del aire, no han conseguido quien lo sustituya en Pekín.

"Actualmente es difícil encontrar un gerente para Pekín. Se ha convertido en un verdadero reto", dice Angie Eagan y añade que el personal gerencial elige con mucha más frecuencia Hong Kong o Singapur como destinos en Asia.

Sin embargo, Pekín sigue siendo el centro político y económico de la segunda economía más grande del mundo, y muchas compañías extranjeras han invertido millones de dólares para que sus operaciones allí funcionen.

Algunas de estas empresas han tomado medidas radicales. Algunas ofrecen una mayor remuneración o paquetes flexibles, tales como el pago de los boletos semanales de avión para sus ejecutivos para que puedan ver a sus familias establecidas en otras partes de Asia.

Muchos están instalando sofisticados sistemas de filtrado de aire en el lugar de trabajo y ofrecen pagar por los filtros de aire para los hogares de sus empleados. También se ofrecen las máscaras obligatorias, así como campañas informativas sobre los riesgos sanitarios de la contaminación.

"Las empresas están haciendo lo que pueden, pero la realidad es que las personas se están marchando... y es cada vez más difícil atraer a otros", concluye Adam Dunnett.