mujeres hadza cocinan tubérculos
© Alyssa CrittendenLas mujeres hadza cocinan tubérculos que recogen a lo largo de todo el día. Los hombres pasan el día cazando. En comparación, las mujeres tienen muchas más bacterias intestinales para descomponer las verduras fibrosas.
Las tribus errantes de Tanzania, llamados hadza, comen una dieta de raíces, bayas y de la caza. Según un nuevo estudio, sus intestinos son el hogar de una comunidad microbiana diferente a cualquiera que se haya visto antes en una población humana moderna, y proporciona, quizá, una instantánea de lo que era el microbioma intestinal humano antes de que nuestros antepasados ​​descubrieran el cultivo hace unos 12.000 años.

"Han habido relativamente pocos estudios de la microbiota intestinal de humanos que comieran dietas pre-industriales, en relación con los de comida post-industrial", afirma Lawrence David, microbiólogo de la Universidad de Duke, que no formó parte del estudio. Este nuevo estudio, publicado en Nature Communications, es oportuno e importante, comenta David, ya que proporciona una instantánea de la microbiota intestinal de humanos pre-industriales. Asimismo, indica que el ecosistema en nuestras intestinos se adapta no sólo a nuestra dieta, sino a los ambientes en que vivimos.

Los investigadores ya saben desde hace décadas que la biota en nuestro intestino varía en función de lo que comemos. Pero el microbioma de los hadza, aún así, ha resultado ser sorprendentemente distinto.

Para estudiar la diferencia entre el intestino antiguo y el moderno, los investigadores analizaron muestras de heces de 16 habitantes urbanos italianos y de 27 recolectores hadza, de ambos sexos.

Muestras biota intestinal
© Amanda HenryMuestras de la abundancia relativa y diversidad de la biota intestinal en diferentes culturas. Los hadza tienen cantidades inesperadas de bacterias conocidas, y muchas especies que nunca han sido observadas antes.
La flora intestinal de los italianos, en general, eran lo que se esperaba en las dietas occidentales, con algunas influencias mediterráneas. La caca de hadza fue como entrar en un continente perdido de la biodiversidad microbiana. "El mibrobioma intestinal hadza tiene una combinación totalmente única de bacterias respecto a cualquier población occidental o población rural de África, de los que se estudió la muestra", señalaba la co-autora Alyssa Crittenden, antropóloga nutricional de la Universidad de Nevada, Las Vegas.

Muchas de las bacterias son especies que los investigadores nunca habían visto antes. Incluso los microbios presentes conocidos estaban en niveles inusuales. "Los hadza no sólo carecen de 'bacterias saludables' y no sufren de las enfermedades que nosotros padecemos, sino que además tienen altos niveles de bacterias comúnmente asociadas con enfermedades", añadió Crittenden .

En los occidentales, el Bifidumbacterium es un microbio que muchos científicos nutricionales pensaban que era esencial para la buena salud del intestino; sin embargo, brilla por su ausencia en estos recolectores. Asimismo, los altos recuentos de la bacteria Treponema ha sido relacionado con enfermedades como la enfermedad de Crohn y síndrome del intestino irritable. Y ninguna de estas enfermedades existen entre los hadza, pero sus intestinos contienen la Treponema con abundancia.

Los modernos humanos sólo hemos pasado el 5 por ciento de nuestra historia como agricultores. Antes de eso, la mayoría de nuestra especie eran recolectores de un tipo u otro. "Los estudios como éste son raras oportunidades para generar hipótesis sobre las bacterias que son más sensibles a la dieta y al metabolismo del intestino", dijo David. Los vientres del hadza representan un ecosistema de referencia para la comparación con nuestros estilos de vida modernos.

Esto no quiere decir que debamos comenzar a abastecernos de raíces exóticas, bayas y de caza silvestre con la esperanza de crear el equilibrio perfecto de bacterias beneficiosas en nuestro vientre. Crittenden y sus colegas de investigación advierten que, no es su objetivo convertir su investigación en una dieta, aunque el vínculo entre microbioma intestinal de los hadza y sus más bajos índices de enfermedad gastrointestinal sea cierto. "Incluso si se intenta emular la dieta de los hadza, no estás viviendo en su medio ambiente", explica Amanda Henry, ecóloga dietista, del Instituto Max Planck en Alemania, y co-autora del estudio. "Hay transferencias desde los suelos y de los animales. "En otras palabras, no es únicamente lo que comen los hadza lo que contribuye a una flora intestinal notable, también hay que tener en cuenta dónde y cómo están comiendo.

Entre las comunidades de microbioma intestinal que fueron incluidas en la muestra, desde estadounidenses a italianos, coreanos y veganos, los hadza se muestran drásticamente diferentes. Pero lo que realmente sorprendió a los investigadores fue la diferencia de comunidades intestinales que había entre los sexos hadzianos. Las mujeres tenían niveles mucho más altos de varias bacterias conocidas por romper las verduras fibrosas. Ambos sexos comían grandes cantidades de raíces tuberosas, donde las mujeres realizan la mayor parte de excavaciones, y los hombres cazan y recogen miel. "Aunque ambos grupos traen su distinta comida al campamento, y unos y otros comen más de lo que recogen", señaló Henry. Para el equipo de investigación, esto era una prueba más de lo mucho que la biota intestinal puede variar, incluso entre las personas que pasan sus vidas enteras comiendo diferentes cantidades de más o menos la misma dieta.

Esta investigación es provocativa, pero hay más trabajo que hacer antes de las muchas nuevas preguntas que nos plantea puedan traernos respuestas sobre el intestino humano. Henry dice que le gustaría obtener muestras de un mayor número de personas, y a través de una franja más amplia de tiempo. "Necesitamos ver cómo el microbioma intestinal varían según las estaciones", dijo ella.