Un equipo de investigadores de la UBA y el Conicet pudo restituir la motricidad a ratones a los que previamente se les había seccionado completamente la médula espinal. El efecto se logra en sólo siete días, mediante la administración de la proteína Galectina-1 en el sitio de la lesión.
Imagen
Un equipo de cientificos argentinos logró evertir el daño en la médula espinal gracias a la administración de la proteína Galectina-1 en el sitio de la lesión.
Los científicos demostraron que los ratones a los que se les había seccionado la médula espinal y fueron inyectados con Galectina-1, a los siete días podía desplazarse y elevar la cola, "un signo fundamental de que recobró la motricidad", según Ramiro Quintá, investigador del Conicet en la Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB) de la UBA y uno de los autores del trabajo que será publicado en la prestigiosa revista "Cell Death & Differentiation".

La Galectina-1 (Gal-1) es una proteína que ha sido encontrada en una gran variedad de tejidos de numerosas especies animales, incluido el ser humano.

¿CÓMO ACTUA?

Durante el desarrollo del sistema nervioso, que en los mamíferos comienza en el feto, las neuronas se multiplican y, al mismo tiempo, "emiten" prolongaciones neuronales -los axones- que les posibilitan conectarse entre sí. De esta manera, van conformando el "cableado" que unirá el cerebro con la médula espinal y que permitirá la transmisión de señales motoras y sensitivas entre ambas estructuras.

Mientras los axones crecen y se extienden para alcanzar a otra neurona y establecer una sinapsis con ella, son guiados en su recorrido por una proteína, la semaforina, que les va indicando por dónde no pasar. Así, cuando, por ejemplo, la proteína se acumula a la derecha del axón, este "sabe" que debe torcer su rumbo hacia la izquierda porque, en caso contrario, sería destruido.

La semaforina, que desaparece del organismo cuando se completa el desarrollo del sistema nervioso, reaparece en cantidades desmedidas cuando hay un daño en la médula espinal, provocando un colapso axonal.
"Nuestro estudio demostró que la Galectina-1 es capaz de unirse a un receptor específico de las neuronas, que se llama neuropilin-1, y así evitar la unión de la semaforina a ese receptor. De esta manera, la Galectina-1 impide la inhibición de la regeneración axonal", detalla Quintá.