En 1994 el descubrimiento de las maravillas contenidas dentro de la cueva Chauvet, en Vallon-Pont-d'Arc (Francia), conformó una parte crucial de nuestra comprensión del arte paleolítico en su conjunto. En el momento de su descubrimiento se convirtió en una sensación en los medios de comunicación y luego ha regresado a los escenarios con el estreno de la película de Werner Herzog "La cueva de los sueños olvidados" (Cave of Forgotten Dreams).
© WikimediaArte de la cueva Chauvet.
Los dibujos de color negro se agrupan en dos fases principales; una, caracterizada por la utilización de pasta de carbón vegetal mezclado con agua, y que pertenecen a las más recientes, y otra caracterizada por la utilización de un palo de carbón seco para las imagénes más antiguas.
Sin embargo, la temprana edad asignada a algunas de las imágenes en negro ha sido puesta en duda por los investigadores Jean Combiera y Guy Jouve, quienes han llevado a cabo una comparación con otras cuevas con arte rupestre de la misma época, junto con un examen de las dataciones originales realizadas mediante radiocarbono.
No es un momento aislado del genio artístico
Combiera y Jouve argumentan que el lugar debe ser examinado en su marco natural, cultural y temático, dentro de una región más amplia, en la creencia de que las imágenes no representan un momento aislado del genio artístico del periodo auriñaciense. Mediante el examen y la comparación de las figuras pintadas en rojo y negro, así como de las imágenes grabadas en los periodos posteriores del Gravetiense y Solutrense, ellos creen que existe una similitud estilística marcada (con el arte de estos dos periodos mencionados), incluida la forma en que tanto el mamut y el caballo son retratados.
Llegan a la conclusión de que a pesar de que la cueva de Chauvet muestra algunas características únicas, parece pertenecer a una fase mucho más evolucionada del arte parietal la cual se encuentra dentro de la tradición franco-cantábrica de hace unos 26.000 a 18.000 años. Esta tradición, sostienen los investigadores, está muy lejos de los primeros motivos de sus orígenes, y que son conocidos artísticamente en bloques de piedra y paredes de los refugios datados por la estratigrafía Auriñaciense (alrededor de 31.000 ± 1.000 BP) en Francia y en la región cantábrica de España. La decoración de este periodo es a menudo más estilística y marcadamente geométrica, y, por lo tanto, los animales de Chauvet serían demasiado tempranos para el período Auriñaciense que ellos están actualmente datando.
Accede al Plano de la cueva de Chauvet, redibujado por Don Hitchcock de Philippe et Fosse (2003)
Crecientes evidencias apoyan la datación más antigua
Sin embargo, hay otro giro en la historia, y es uno que podría debilitar las afirmaciones de Combiera y Jouve. En el enclave de Altxerri B, en España, se han encontrado contenidos similares y obras de arte con dataciones más antiguas que se remontan hasta los 40.000 años. La evidencia arqueológica, geológica y estilística, junto con las dataciones radiométricas, sugieren una cronología auriñaciense para este arte rupestre español. Por tanto, el conjunto de Altxerri B se puede agregar al pequeño, pero creciente, número de enclaves que datan de este período, lo que corrobora la hipótesis de un arte figurativo más complejo y variado de lo que se suponía en los principios del Paleolítico Superior.
© González-Sainz (J Hum Evol)
El origen de pigmento no concluye satisfactoriamente
La otra objeción planteada por Combiera y Jouve tiene que ver con los resultados del radiocarbono AMS calibrado, los cuales, dicen, pueden ser incorrectos. Ellos argumentan que el origen del material negro que se utilizó en los dibujos nunca fue identificado de manera satisfactoria, y esta información -si por ejemplo era carbón o cáscara quemada- tendría un efecto importante en la datación. Sin embargo, también es posible contrarrestar esta objeción con el argumento de que si esto fue el caso, entonces las dataciones en realidad podrían ser mucho más antiguas que aquellas originalmente tomadas.
Jean Clottes y Jean-Michel Geneste insisten en que las dataciones originales se obtuvieron a partir de material que se recuperó de forma segura. Afirman en un libro, que pronto será publicado, que una ajustada serie de 14 dataciones entre 30.140 y 31.870 BP corresponde a la fase principal de creación de los dibujos negros, los cuales fueron datados directamente. Cuatro dataciones son un poco más recientes (<29.560 BP). Y todos, menos uno de los dibujos negros, han sido datados en el periodo Auriñaciense.
Dataciones adicionales de radiocarbono aplicadas a huesos de oso cavernario apoyan las que se tomaron originariamente, situándolas entre 37.000 y 29.000 años de antigüedad. Además, las muestras tomadas en una cueva cercana apoyan la idea de que el oso de las cavernas pudo haberse extinguido en la región hace unos 29.000 años.
Fuertes desafíos contra las dataciones tempranas ya se han intentado en el pasado, y, en última instancia, han fracasado. Sin embargo, el potencial para llevar a cabo una datación más sólida de la cueva y de las notables actividades artísticas que tuvieron lugar en su interior, están siendo acometidas en la actualidad y el debate está lejos de terminar.
© Carla216 (Flickr, usada bajo licencia CC BY-NC 3.0)Oso de la cueva de Chauvet y leopardo.
Nota: Hay un sitio web que permite explorar la cueva de Chauvet online, y un centro de reproducción para el visitante se está construyendo en la actualidad, el cual se inaugurará a finales de 2014.
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