Imagen
© Desconocido
Jean Mandler, psicóloga cognitiva y profesora de la Universidad de California San Diego, junto con un investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, Cristóbal Pagán, explican en un artículo cómo se construyen las primeras estructuras mentales en los meses tras el nacimiento.

Según los autores, la cognición espacial es la clave de los procesos de la formación de conceptos en las etapas más tempranas de vida: "El recién nacido puede atender a movimientos y otras relaciones espaciales que sirven como base para conceptualizaciones más complejas, como el tiempo o las emociones", explica la información de la UNAV. Y añaden que estos primeros hábitos pueden seguir presentes hasta en los aspectos más complejos del lenguaje.

Concretamente, se centran en las interpretaciones de los acontecimientos que los niños observan y en los que toman parte durante los primeros seis o siete meses de vida. "No hay datos que muestren que durante este periodo los niños tienen conceptos de sentimientos internos. Experimentan algunos de ellos, como la fuerza que les mueve, el dolor y la emoción, pero nadie ha indicado cómo se representan conceptualmente en los primeros meses", señalan.

Los investigadores proponen tres tipos diferentes de estructuras cognitivas que engloban bajo el término genérico de esquemas de imagen, que no habían sido diferenciadas hasta ahora en la literatura científica.

Se trata de: los primitivos espaciales, es decir, los primeros elementos conceptuales formados en la infancia; los esquemas de imagen, que son historias espaciales simples construidas a partir de los primeros; y las integraciones esquemáticas, que utilizan las dos primeras para construir conceptos que incluyen elementos no espaciales, como la fuerza y la emoción.

Como ejemplos de aparición temprana del uso de los esquemas de imagen, los expertos mencionan cómo niños menores de un año imitan un guiño de ojos, la apertura y cierre de la mano y la boca, y más adelante, el juego de cubrir su cara con una almohada y descubrirla. Asimismo citan los resultados de algunos experimentos, como que los niños de 9 a 12 meses tienden a mirar a una flecha hacia arriba al oír tonos ascendentes y una flecha hacia abajo con los descendentes, o que miran una línea de puntos en lugar de una línea continua cuando oyen pitidos (bip-bip-bip.).

"Antes de que comience la actividad verbal ya existe un rico sistema de estructuras conceptuales y hábitos cognitivos", recalcan.
Lengua y cultura se construyen necesariamente en este sistema: lo potencian y lo cambian, a veces de manera drástica, pero también se ven influidas por él.
Para los profesores de San Diego y de la UNAV, "para comprender la metáfora, la cognición corpórea (embodiment) y la creación de conceptos nuevos en general, es necesario entender estos fenómenos como parte de una historia, de una narración que dé cuenta del desarrollo humano desde el nacimiento mismo". El trabajo se ha publicado en la revista Language and Cognition.