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Cuando una persona experimenta una pérdida devastadora o un trágico suceso, ¿por qué cada detalle parece grabarse a fuego en la memoria, mientras que otra gran cantidad de experiencias positivas se desvanecen?

La respuesta se explica a través de la memoria traumática, entendida como recuerdos sobre hechos con una valencia negativa y alto impacto emocional. Este impacto depende de diferentes factores y de cada persona. En algunos casos, estos sucesos pueden dar lugar a un trastorno de estrés postraumático, caracterizada por reexperimentación, o vivencias intrusivas como recuerdos del acontecimiento y sueños sobre el mismo; la evitación, es decir, los esfuerzos por evitar pensamientos, sentimientos, recuerdos, lugares o personas relacionados con el suceso; dificultades para dormir; irritabilidad o explosiones de rabia. A largo plazo, los efectos dependerán de la intensidad del trauma y de la vulnerabilidad del sujeto.

Noradrenalina y cortisol

¿Pero qué provoca exactamente esta memoria traumática?, ¿qué procesos fisiológicos subyacen en su aparición? Podría ser que los investigadores de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, se estuvieran acercando a la respuesta, según un estudio publicado recientemente en la revista Neuroscience.

La respuesta podría estar en las dos hormonas del estrés que liberamos cuando experimentamos un evento traumático: la noradrenalina y el cortisol. La primera aumenta la frecuencia cardíaca y controla la respuesta de lucha o huida. Esta suele aumentar cuando se producen reacciones altamente emocionales o de amenaza, y es químicamente similar a la adrenalina.

Al parecer, en el cerebro, la noradrenalina, además de funcionar como un potente neurotransmisor, podría funcionar como importante mensajero químico que aumentaría la memoria. Lo mismo que el cortisol, la evidencia científica del cual constata, hasta ahora, que también podría tener un efecto poderoso en el fortalecimiento de los recuerdos. Sin embargo, los estudios en humanos hasta ahora no habían sido concluyentes, puesto que a menudo el cortisol mejorar la memoria, mientras que en otras ocasiones no tiene efecto.

De roedores a humanos

El estudio reciente de los investigadores norteamericanos ha partido de otro estudio previo en ratas que en su momento dio un pozo de luz a la relación entre el cortisol y la memoria. Esta podría estar relacionada, precisamente, con la actividad de la noradrenalina. Un factor clave en determinar si el cortisol tiene un efecto sobre el fortalecimiento de algunos recuerdos podría depender de la activación de la noradrenalina durante el aprendizaje, aseguraba tal estudio. En su estudio reciente, lo que han hecho los investigadores es constatar este hecho en humanos.

El trabajo incluyó 39 mujeres a las que hicieron observar 144 imágenes del denominado International Affective Picture System (IAPS). El IAPS es un conjunto estandarizado de fotografías para la inducción de emociones, de neutrales a intensas, en el contexto de investigaciones experimentales. Paralelamente, los investigadores administraron a cada una de las mujeres del estudio, bien una dosis de hidrocortisona (para simular el estrés), bien un placebo, justo antes de ver el conjunto de imágenes. Después, cada mujer clasificó el tipo de sentimientos en el momento de visualizar cada imagen, así como se obtuvieron muestras de saliva antes y después de la visualización. Una semana después, se sometieron a la misma prueba, pero sorpresa.

Lo que los investigadores descubrieron fue que las experiencias negativas se recuerdan más fácilmente cuando un evento es lo suficientemente traumático como para liberar cortisol después del mismo, y sólo si la noradrenalina se libera durante o poco tiempo después de los hechos. Por lo tanto, según los investigadores, si se pudieran reducir los niveles de norepinefrina inmediatamente después de un evento traumático, es posible que se pudiera evitar este mecanismo, con independencia de cuánto cortisol se libere después de dicho evento

Se necesitan más estudios para explorar en qué medida la relación entre estas dos hormonas del estrés difieren en función de si el sujeto es hombre o mujer, en el sentido de que las mujeres son dos veces más propensas a desarrollar trastornos por estrés y traumas que afectan la memoria, como en el trastorno por estrés postraumático. Mientras tanto, los resultados de este trabajo son un primer paso hacia una mejor comprensión de los mecanismos neurobiológicos que subyacen a los trastornos traumáticos.

Fuente | Sciencedaily