La ofensiva en la Franja de Gaza está basada en argumentos falsos, asegura el politólogo británico Chris Ryecart. Para demostrar su postura, analiza las incongruencias en la política de Israel y EE.UU.

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Gobierno de unidad

Durante una rueda de negociaciones de paz palestino-israelíes lideradas por EE.UU., el primer ministro Benjamín Netanyahu aseguró que sería difícil conseguir un acuerdo de paz dialogando con solo una parte de los palestinos. "Una reacción responsable" a esta declaración por parte del Gobierno de Barak Obama sería priorizar al máximo la unidad entre Hamás y Fatah, condición clave para la realización de cualquier negociación seria entre Israel y los palestinos, indica Ryecart en su columna en el portal Arab News.

Según el politólogo, el presidente Obama debería haber invitado a los líderes de Hamás y Fatah a Washington para que renunciaran conjuntamente el uso de la violencia y reconocieran el derecho de Israel a existir. A cambio EE.UU. habría podido apoyar la negociación de un Estado palestino que incluyese la Franja de Gaza y Cisjordania, con contigüidad entre los dos, y el levantamiento del bloqueo de Gaza por parte de Israel.

Sin embargo, la realidad resultó ser totalmente diferente. Netanyahu usó la reconciliación de Hamás y Fatah como excusa para romper las negociaciones de paz. "Es hora de que la comunidad internacional corrija el error del entendimiento entre Hamás y Fatah", comunicó el representante de Israel ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Ron Prosor. "Es evidente que el objetivo principal de la ofensiva de Israel contra Gaza ha sido la destrucción del gobierno de unidad nacional", destaca el analista

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© AFP Said Khatib
Asesinato de adolescentes israelíes

El secuestro y asesinato de tres estudiantes israelíes en Cisjordania, del que Israel culpa a Hamás, fue el detonante del operativo militar israelí contra la Franja de Gaza. "Desde una perspectiva política, es muy poco probable que los líderes de Hamás hubieran aprobado el secuestro y asesinato de los tres adolescentes israelíes", opina Ryecart. Cuando se lanzó la campaña de propaganda para poner a la opinión pública contra el movimiento, Netanyahu no tenía evidencias de su involucración en el crimen, acentúa el analista.

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"Uso proporcional" de la fuerza

En cuanto al "uso proporcional" de la fuerza, tal y como Israel califica su campaña militar, Ryecart recurrió a los argumentos de Avraham Burg, exportavoz parlamentario israelí y portavoz de la ONG Peace Now, para explicar la situación. Desde el punto de vista de Burg, el secuestro de los tres jóvenes debería haber servido de recordatorio a los israelíes de que la ocupación por sí misma es un acto de secuestro de toda la sociedad palestina. "Nuestros corazones sufren por los tres adolescentes cuya identidad ni siquiera conocíamos hace un momento, pero que ahora pertenecen a todos nosotros (...). Pero somos incapaces de comprender el sufrimiento, el grito y el futuro de una nación entera que nosotros hemos secuestrado", escribió Burg en el diario 'Haaretz'.

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"No es necesario matar 2.000 civiles para destruir 30 túneles (...). Han perdido la vida 2.000 que no tienen nada que ver con Hamás", insiste Ryecart. "La ejecución extrajudicial de jóvenes palestinos por colonos israelíes violentos o por policías o soldados se ha convertido en una rutina aceptada de la ocupación israelí y se lleva a cabo cada semana, con al menos tres víctimas al mes en Cisjordania y Jerusalén Oriental", prosigue el analista

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Según el politólogo, parte del problema de Oriente Próximo es EE.UU. Fue Washington quien dio a los israelíes luz verde a lo que se ha convertido en un "asesinato masivo indiscriminado de civiles" y suministra el armamento para ello. Tal política no es compatible con el supuesto papel de EE.UU. de mediador "honesto y creíble" en el conflicto palestino-israelí, insiste Ryecart.