Hace unos 58.000 años las poblaciones neandertales que vivieron en el Abric Romaní, en Capellades (Barcelona), un yacimiento clave para el estudio de esta especie, dejaron miles de vestigios arqueológicos durante sus estancias. Así se ha constatado durante la campaña de excavación que se ha efectuado durante este mes de agosto y que finaliza el día 24, dirigida por el arqueólogo Eudald Carbonell, director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES). Esta campaña ha dado como resultado datos que avalan la capacidad de organización de las comunidades neandertales.

Abric Romaní
© Palmira Saladié (IPHES)Equipo que excava estos días en el Abric Romaní, en plena acción, bajo la dirección del arqueólogo y director del IPHES Eudald Carbonell (de pie en el centro de la imagen).
Los nuevos fósiles localizados, que aún no han podido ser extraídos ni completamente documentados, se han descubierto durante la excavación gracias al trabajo del equipo formado por unas 50 personas - entre ellas personal investigador del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), de centros de otros países y estudiantes también de todo el mundo - que se han dedicado a descubrir el nivel Q, del yacimiento de 58.000 años de antigüedad, destinando todos los esfuerzos para llegar a su superficie en una extensión de unos 140m2.

"Cabe destacar que tan sólo en el techo del nivel, básicamente localizado, pero aún sin excavar a fondo, se han recuperado miles de piezas de industria lítica y de fauna. Además se han detectado abundantes hogares de habitación junto a la pared, así como de otros tipos, más grandes y relacionados con la presencia de abundantes huesos quemados, con lo cual parece que aquellos homínidos empezaban a moverse por la parte central del yacimiento", indica Eudald Carbonell.
"Esta distribución o especialización del espacio es una prueba clara de la capacidad de organización de las poblaciones neandertales, en el marco del comportamiento complejo que nosotros siempre hemos defendido", ha añadido.

Una posible habitación

Eudald Carbonell ha avanzado:
"Las evidencias de las que disponemos en la actualidad parecen indicar que nos encontramos ante los restos de lo que fue una habitación neandertal, en la que se desarrollaron de forma reiterativa las diferentes actividades de su vida cotidiana, como puede ser la elaboración herramientas".
También se trata de un lugar referencial o campamento central donde transportaron los restos de los animales cazados para el consumo de todo el grupo. Tanto la cantidad de fauna encontrada como la diversidad de materias primas halladas indican que el Abric Romaní fue ocupado durante periodos más o menos largos de tiempo y de forma repetida.

Un nuevo tipo de empleo

Esta característica representa un nuevo cambio en el tipo de ocupación de este abrigo, ya que el nivel excavado durante la campaña del año pasado era el producto de estancias breves. Sin embargo, habrá que esperar a la excavación del próximo año para comprobar si las nuevas hipótesis son ciertas. Por lo menos, sí se puede afirmar que el nivel Q se incluye entre los más ricos de los que se han intervenido hasta ahora en el Abric Romaní.

En cuanto a las herramientas de industria lítica descubiertas este año, están realizadas sobre una gran variedad de materias primas, que incluyen el sílex, la caliza y el cuarzo, como tipos de rocas más explotadas. En este conjunto han aparecido una gran cantidad de denticulados y otros tipos de piezas retocadas.

Tanto éstas como los restos ya recuperados durante más de treinta años de excavación en el Abric Romaní, "demuestran claramente que los neandertales fueron activos cazadores", asegura Eudald Carbonell. "Sus estrategias de subsistencia en este yacimiento estuvieron destinados a la caza de gran ungulados, principalmente caballos y ciervos", puntualiza.