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© AP El esqueleto del famoso monarca se encontró en agosto del 2012 bajo un estacionamiento.
El que sería el gobernante conocido como Ricardo III e inmortalizado por William Shakespeare como un ser vil, envidioso y traidor, nació en Northamptonshire en 1452, se convirtió en rey de Inglaterra en 1483, a la edad de 30 años y gobernó durante 26 meses, antes de morir en la batalla de Bosworth en 1485.

Ahora sabemos, además, que a los siete años se mudó del este hacia el oeste de Inglaterra y que cuando se convirtió en rey aumentó su consumo de comida "lujosa" y posiblemente de vino.

La importancia de esos conocimientos en sí no es mucha, lo importante es cómo fueron conseguidos, ya que no fue a través de fuentes tradicionales o de una lectura entre líneas del texto que Shakespeare escribió alrededor de 1592, sino a través del análisis químico de dos dientes y dos huesos del esqueleto de Ricardo III que fue encontrado hace dos años bajo un estacionamiento en Leicester (justo donde los documentos históricos decían que fue enterrado y con la deformación en la columna que lo caracterizaba).

El análisis químico que hicieron la British Geological Survey en asociación con investigadores de la Universidad de Leicester, está basado en isótopos radiactivos, en este caso de los elementos oxígeno, estroncio y nitrógeno.

La base de este tipo de estudios es que una vez que se fijan en los huesos los elementos adquiridos por la alimentación, la relación entre la cantidad de átomos radiactivos contra los estables va cambiando con una tasa fija, pues los primeros cambian cuando emiten radiactividad.

Así, el estroncio, que se parece al calcio, es incorporado a los huesos, y la relación inicial entre el estroncio, de peso atómico 87, y el de peso 86 depende de la geología del área donde se produjo la comida, explican Angela Lamb y Jane Evans, autoras principales del artículo publicado en el Journal of Archaeological Science.

El oxígeno fijado en los huesos depende principalmente del agua consumida por el sujeto, y la relación original oxígeno 18 (el radiactivo) y oxígeno 16 (el estable) depende de los ciclos del agua, por lo que varía sistemáticamente de una locación a otra.

Por otra parte, la cantidad total de estroncio y oxígeno del esmalte dental se mantiene estable desde que se forma el diente y no cambia con la edad.

Con esta base, se estudiaron el estroncio y el oxígeno de dos dientes, que se formaron en la infancia y en la adolescencia de Ricardo. Con lo que pudieron inferir su cambio de residencia alrededor de los siete años.

De manera similar, estudiaron las relaciones entre el nitrógeno 15 y el 14 en un fémur y una costilla. El radio de nitrógeno revela el nivel trófico del individuo (los carnívoros acumulan más del nitrógeno 15 que los herbívoros); el fémur tiene una baja tasa de recambio, por lo que se pueden ver cambios a lo largo de muchos años de la vida del sujeto, y la costilla cambia por completo de composición durante los últimos dos a cinco años de su vida.

Esto permitió que las investigadoras infirieran el cambio de dieta a partir de que el príncipe, gracias a sus intrigas, se convirtiera en Ricardo III de Inglaterra. También encontraron plomo en esta última etapa, metal que se asocia a la clase alta de la época, que usaba este metal para el agua potable y, en forma de acetato, para suavizar el vino.

Es la primera vez que el uso arqueológico de los estudios isotópicos se usa en tal amplitud con un sujeto histórico.

Si bien no podemos estar muy seguros (aún) de si Ricardo cometió los crímenes que le imputó Shakespeare o de si realmente gritó "Mi reino por un caballo", si podemos estar razonablemente seguros de que viajó al oeste de pequeño y que, mientras fue rey, comió y bebió muy bien.