Rusia y China han inaugurado la construcción de un gasoducto al este de Siberia en virtud del acuerdo que ambos países firmaron el pasado mayo, por el que Moscú suministrará al gigante asiático hasta 38.000 millones de metros cúbicos de gas natural anualmente a partir de 2018 y en los siguientes 30 años.
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© REUTERS/Alexei Nikolsky/RIA Novosti/KremlinEl presidente ruso, Vladímir Putin, firma en el primer segmento del gasoducto ’La fuerza de Siberia’.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el viceprimer ministro chino, Zhang Gaoli, han acudido a Yakutsk -capital de la República de Sajá, en Siberia oriental- para asistir a la ceremonia de inauguración de la construcción en la parte rusa.
"Este es un nuevo gasoducto, el cual no solo nos permitirá incrementar las exportaciones y su área geografica, sino que también permitirá suministrar gas a nuestro propio país, lo que es de vital importancia para las regiones del este", ha dicho Putin.
El presidente ruso ha añadido que "una vez que esté completada la red de gasoductos del este de Siberia y de las regiones del lejano oriente, tendremos una oportunidad para conectarla con la parte europea de la red".

Por su parte, el viceprimer ministro de China ha dicho que "las relaciones chino-rusas llegan a un nuevo nivel".

El gasoducto oriental, llamado 'La Fuerza de Siberia', unirá los campos de gas siberianos de Kovytikin y Chayandin con la ciudad oriental portuaria rusa de Vladivostok, cubriendo una distancia de cerca de 4.000 kilómetros hasta llegar al noreste de China.

La inversión total del proyecto superará los 5.000 millones de dólares, según la agencia de noticias china Xinhua, que añade que la asistencia de Zhang "refleja la importancia que el Gobierno chino otorga a la cooperación estratégica con Rusia y su deseo de expandirla a más áreas y mayores niveles".

Un acuerdo valorado en 400.000 millones de dólares

El acuerdo firmado en mayo entre el consorcio ruso Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China por valor de 400.000 millones de dólares (unos 292.000 millones de euros), fue un paso histórico después de alrededor de una década de negociaciones entre ambos países.

Sellado durante una visita del presidente ruso, Vladímir Putin, a Shanghái, el fin de las negociaciones se interpretó como una señal de la urgencia de Moscú por buscar nuevos compradores de gas tras las sanciones impuestas en su contra por parte de la Unión Europea y EE. UU. debido a su actuación en Ucrania.

El suministro supondrá un cambio importante para las provincias del noreste de China, las principales beneficiarias del acuerdo, según los expertos, ya que el gas será transportado por la misma ruta geográfica por la que Moscú ya exporta petróleo a esa zona del país.

Así se decidió en un memorándum que ambas naciones firmaron en marzo de 2013, después de que Pekín rechazara el plan anterior de importar gas a través de la región nororiental de Xinjiang, ya que, en ese caso, Gazprom le exigía precios europeos.