El progreso del hombre en zonas que antes eran un "paraíso verde" ha ganado terreno (nunca mejor dicho) en pro de cultivos que dejan un gran rendimiento al agricultor y, más, a las empresas compradoras.
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Si antes en Indonesia se extendía el cultivo de arroz, en los últimos años ha ido ganando la plantanción de palma con el propósito final de ser la base de la extracción del aceite del mismo. El aceite de palma, utilizado en todo el mundo y con demada hace que las producciones tradicionales sedan y dediquen espacio a la misma incluso "robándolo" a la selva.

Ahí nos encontramos el problema que afecta a los elefantes de la zona que están viendo destruído su hábitat natural selvático por estas plantaciones. Esto reduce el territorio de alimentación, cada vez más escaso, y también la no deseada presencia de estos paquidermos por los agricultores.

Hasta 129 elefantes muertos se han contabilizado en Sumatra por envenenamiento o armas de fuego, y es que allí la caza furtiva no está penada. Esta muerte de animales pone a la especie en grave peligro. En la última década han sido 129 pero en el último año son 29 (una estadística altísima), 14 en la provincia de Ache.

Dos animales aparecieron muertos en una plantación en Riau, posiblemente víctima de un potente veneno. A otro animal le quitaron los colmillos cerca del parque nacional Tesso Nilo, en su estómago se encontró una bolsa de plástico de detergente llena de veneno.

"Deben tomarse medidas efectivas en el terreno de inmediato para proteger a los elefantes de Sumatra de la extinción, en especial en Riau", se resaltaba en un informe que alertaba que sólo 300 elefantes quedan en esa provincia.

Achmad Saeroji, jefe de la agencia gubernamental de protección al medio ambiente en Riau, indicó que "siempre investigamos cada caso de elefantes encontrados muertos, pero es difícil capturar a los que lo hacen, ya sea porque los reportes son recibidos en forma tardía o por el miedo de la gente a reportar a los cazadores urtivos, que trabajan en una red".