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En este barrio las familias no revisan la factura de luz para quejarse de lo que han gastado, sino para ver cuánto han ganado cada mes.

Los paneles negros que ven sobre los tejados de las casas podrían ser la clave para la autosuficiencia energética. Es lo que intenta demostrar la ciudad japonesa de Ota, situada a unos 80 kilómetros al noroeste de Tokio.

Rodeadas de cultivos de fresa, viven 550 familias que no revisan la factura de la luz para quejarse de lo que han gastado, sino para ver cuánto han ganado cada mes.

La media anual son 480 euros por casa, dinero que desembolsa la compañía eléctrica local a cambio de los excedentes que producen las placas del primer «barrio solar» del mundo.