La policía busca a un hombre que este viernes ha acuchillado hasta la muerte a cuatro niños en el sur de China, según la agencia de noticias oficial Xinhua.

El ataque se ha producido esta mañana en la ciudad de Pingshan (provincia de Guanxi) cuando los estudiantes se dirigían a la escuela, han informado las autoridades locales.
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© REUTERS/ Stringer

El fugitivo, apellidado Shi y de 56 años, conducía un triciclo motorizado rojo en el momento del ataque. La policía local ha publicado la matrícula de su vehículo y ofrecido una recompensa de 20.000 yuanes (unos 3.200 dólares) a quien proporcione información que facilite su captura.

Tres de los niños murieron en el acto, mientras el cuarto falleció en el hospital. La escueta nota de prensa no aclara los motivos del ataque.

El suceso es el último de una cadena que ha aterrorizado a la sociedad china y puesto el foco en los problemas sociales que empujan a estos estallidos de ira.

La dificultad para conseguir un arma de fuego en China explica que los ataques se produzcan con cuchillos y tengan como objetivo a los niños, los objetivos más frágiles.

Tres estudiantes y un profesor murieron este mismo mes tras ser atacados por un hombre armado con un cuchillo en la provincia de Hubei porque su hija no había sido admitida en el centro.

El pasado año, otro hombre acuchilló a once personas - seis de ellos niños- en las puertas de una escuela de Shanghái.

La peor ola se produjo en 2010, cuando cinco ataques muy similares dejaron 17 muertos, 15 niños entre ellos.

Los atacantes son en numerosas ocasiones enfermos mentales, lo que revela el escaso tratamiento que reciben en China. En otras son víctimas de las injusticias de poderes locales que, consumidos por la desesperación y la impotencia, deciden desatar su furia contra los más débiles.