cisjordania
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El rostro de Jamila Munaserah está surcado por el tiempo. En 1948 era una niña cuando las fuerzas israelíes la expulsaron junto a su familia y otras muchas de la localidad de Wadi Fukin, un valle agrícola situado a 8 kilómetros de la ciudad palestina de Belén, en Cisjordania. Las fuerzas israelíes destruyeron las casas de Wadi Fukin y sus habitantes tuvieron que cobijarse en campos de refugiados o en otras aldeas.

"Durante el día volvíamos a ver nuestras tierras, cuando podíamos, y a veces dormíamos bajo nuestros árboles, nuestros olivos", recuerda Jamila, que vive en una pequeña barraca. Hace 50 años que volvió al pueblo en el que nació, se casó y tuvo a sus hijos. Sus padres ya vivían allí durante el Imperio Otomano, antes de que Palestina pasara a manos británicas, de facto en 1917, y oficialmente, en 1922.

Su tierra es para Jamila su vida, pero dentro de poco podrían arrebatársela de nuevo y volver a expulsarla. Israel ha decretado la expropiación de 400 hectáreas de territorio palestino que incluyen los terrenos de Jamila y su esposo.

Las parcelas de esta mujer y sus 1.300 vecinos servirán para expandir el asentamiento judío de Betar Illit, en el que viven 42.400 colonos. Cisjordania está plagada de colonias declaradas ilegales por la ley internacional. Este territorio y Jerusalén Este pertenecen a los palestinos, pero están ocupados por Israel -y en el caso de la parte oriental de Jerusalén, también anexionada- desde 1967.

Desde casa de Jamila se ve una instalación donde se depura y trata el agua del asentamiento. Las aguas residuales bajan por una ladera de Wadi Fukin, que pertenece al grupo de pueblos denominados "el granero" de Belén por su importancia agrícola. Casi todos ellos se verán afectados por la nueva expropiación de tierras que Israel ha decretado con vistas también a ampliar el asentamiento de Gvaot, parte de la red de colonias judías de Gush Etzion. Estos asentamientos se encuentran mayoritariamente en la zona oeste de Belén y están unidos entre sí por carreteras por las que los palestinos no pueden circular.

Además de Wadi Fukin, están afectados por la expropiación de tierras los pueblos de Surif, Jaba, Husan y Nahalin. En jaba viven 1.200 habitantes. Es una comunidad rural que se dedica a la agricultura al estar situada en una de las zonas más fértiles de Palestina. En los últimos años, Israel ha confiscado 13.000 dunams -1.300 hectáreas- de los terrenos de este pueblo, incluida la última expropiación.

"Nos dicen que nos confiscan la tierra porque no la cultivamos o no la usamos. Es mentira. No nos dejan acceder a ella alegando que es zona verde y que no podemos llevar a pastar allí a nuestro ganado. A principios de los años 80 teníamos 2.173 ovejas y 150 vacas, ahora solo tenemos 100 ovejas. Nos empezaron a robar la tierra en los 80 para sus asentamientos", explica un vecino de Jaba a Nóvosti.

Los vecinos de Jaba han acudido muchas veces al Tribunal Supremo para impedir la expropiación de sus tierras. En alguna ocasión han ganado, en otras han perdido. Pero incluso en caso de que la justicia haya fallado a su favor, no han podido recuperar sus tierras porque los colonos del asentamiento judío más próximo, el de Bat Ayin, les roban las aceitunas, les destruyen los olivos o atacan a los agricultores con total impunidad.

Los cinco municipios afectados por la mayor expropiación de tierras en Cisjordania desde hace 30 años disponían de 45 días que aún no se han agotado para apelar la decisión israelí de quitarles sus terrenos, pero no confían en que la justicia de Israel les favorezca.