En el estado de California, EE.UU., los hispanos se sienten espiados. Una nueva campaña de seguridad de las agencias del orden, es un motivo de preocupación ciudadana.


Las autoridades de Los Ángeles se preparan para aumentar su base de datos de información personal de todos los residentes de la ciudad, y dicen que en un espacio no mayor a los 36 meses, deberán estar recabando y archivando aparte de las ya obligatorias fotografías y huellas dactilares.

Una lectura digital del iris del ojo así como impresiones de las palmas de las manos y también la grabación de la voz. Esto preocupa a los activistas y miembros de la comunidad pues al parecer esto tomará efecto sin antes dar un aviso al público.

Las autoridades aseguran que los nuevos dispositivos serán usados con fines de identificación exclusivamente para luchar contra el crimen, pero la comunidad siente que cada vez son más los recursos que permiten el espionaje innecesario que también, viola sus garantías individuales.