China viene promoviendo entre sus vecinos la idea de un gran banco con capital internacional que ofrezca financiación rápida para proyectos indispensables de transporte, telecomunicaciones y energía en los países subdesarrollados de la región.

china_dinero
© REUTERS Carlos Barria
Con el respaldo público del presidente Xi Jinping y la promesa de Pekín de cargar con gran parte de los 50.000 millones de capital inicial, el plan podría ser visto como una respuesta a los críticos que durante mucho tiempo vienen sosteniendo que China debe asumir mayores responsabilidades como potencia mundial.

Sin embargo, Estados Unidos, tal vez el más férreo de los críticos, especialmente en temas como el cambio climático y la proliferación de armas, no ha aceptado la propuesta de China.

De hecho, en conversaciones a media voz con los socios potenciales de China, funcionarios estadounidenses han ejercido una gran presión en contra del banco de desarrollo y se han embarcado en una vigorosa campaña para persuadir a importantes aliados del gigante asiático para que rechacen el proyecto, según revelaron altos funcionarios estadounidenses y representantes de otros gobiernos involucrados, informa 'The New York Times'.

La disputa, que surge como la más reciente manifestación de competencia entre China y EE.UU. en Asia podría agudizarse en las próximas semanas, ya que Pekín está interesado en que Corea del Sur y Australia confirmen pronto su participación como socios fundadores del banco para que Xi pueda anunciarlo formalmente en una reunión de cumbre de los líderes de Asia que tendrá lugar en noviembre. El presidente Obama tiene previsto asistir a la reunión, y Washington está presionando a los dos países para que rechazen el plan chino, según el diario.

Pekín ha pedido a decenas de naciones que contribuyan con fondos para este banco, al que denominan Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura, que espera se convierta en una institución global que rivalice con el Banco Mundial. Para darle mayor alcance, los chinos han buscado y se han ganado el apoyo de algunas naciones ricas de Oriente Medio, incluidas Qatar y Arabia Saudita.

Pero si Washington logra persuadir a Corea del Sur y a Australia de que se abstengan, la membresía en el banco se limitaría a países pequeños, privándolo del prestigio y la respetabilidad que los chinos buscan.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha criticado al banco, tachándolo de esfuerzo deliberado para socavar el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo, instituciones financieras internacionales establecidas tras la Segunda Guerra Mundial y que están dominadas por EE.UU. y Japón, dijeron altos funcionarios de Corea del Sur y Australia.