Ayer estuve de nuevo en la sede de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Están muy activos con el tema de la medicalización de la vida, hace poco estuve en la presentación del libro del médico danés Peter Gotzsche, Medicamentos que matan y crimen organizado. Ayer lo que difundían es la iniciativa Pastillas, las justas.

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La OCU se acompaña para este proyecto de la Plataforma No Gracias y el PoliMedLabs, ambas organizaciones están compuestas por médicos, farmacéuticos, investigadores y profesionales sanitarios que están a favor de la prescripción racional de medicamentos y pruebas y de la transparencia e independencia de sus actividades con respecto a la industria sanitaria.

De izq a dcha: Ana Sánchez, Carlos Ponte, Ileana Izverniceanu (portavoz de la OCU) y Abel Novoa, citados en el post.

Hoy, como explicó mi buen amigo Carlos Ponte, médico que ha presidido No Gracias, la medicalización es el paradigma biomédico: En dicho escenario el paciente es una figura pasiva y acrítica, receptora de medicamento que piensa, junto con muchos médicos que le atienden, que cuantas más pastillas le den mucho mejor.

Los médicos y doctoras, por lo general, suelen estar muy atareados, tienen poco tiempo y no dan prioridad a la comunicación con los pacientes. Así, suele tirarse de receta y unas normas mínimas para "saber" consumir el fármaco firmado.

La sociedad, continuó explicando este internista y cardiólogo asturiano, sufre una clamorosa ignorancia sobre los conflictos de intereses existentes en todo lo sanitario. El proyecto Pastillas, las justas intenta romper ese círculo vicioso, sin paternalismos sin intereses comerciales por medio. Algunas cifras que "adoran" este discurso crítico son que la actual epidemia de reacciones adversas a los medicamentos, está provocada porque el 50% de los medicamentos se consumen de manera inadecuada o eso dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los fármacos y tratamientos médicos son la tercera causa de muerte en el mundo occidental. Cada año se producen casi 200.000 muertes en Europa por los fármacos. Nos llevamos quejando del tabaco cincuenta años -con razón- y resulta que, como dijo Ponte, los medicamentos matan la mitad que el tabaco.

Para combatir esta escalofriante situación hace falta un empoderamiento ciudadano, aumentar la resiliencia, el conocimiento de los consumidores sobre medicamentos y su capacidad para sobreponerse a situaciones adversas desde el punto de vista social y psicológico.

Algo útil y sencillo que proponen desde Polimedilabs es conocer y aplicar las siete reglas para un uso más seguro de los medicamentos.

Las pastillas -algunas- aportan salud pero también nos la pueden quitar. El sector médico, pudo escucharse en la sala ayer dicho por médicos como Abel Novoa, actual coordinador de No Gracias, es uno de los que más peligros entraña para los consumidores.

Ana Sánchez, farmacéutica y directora del área de salud de la OCU, indicó que cada vez hay más medicamentos para signos normales de la vida, para no enfermedades. La mayor parte de fármacos no aportan nada nuevo desde el punto de vista terapéutico. El consumo de medicamentos para el colesterol ha aumentado en un 442% en los últimos años.

Situaciones de la vida, tristeza, menopausia, son eso situaciones incómodas pero no enfermedades y no han de usarse medicamentos para ello. Animó a usar una herramienta web llamada Adversia para expresar quejas sobre medicamentos.