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Hemos notado que las distintas opiniones referentes a los escenarios políticos por parte de la población y la sociedad en general casi siempre van dirigidas a quienes rodean a los jefes de administraciones centrales o gobiernos. Pero para poder comprender lo que más adelante describiré, debemos acentuar la mirada en el protagonista que tiene a su cargo la conducción de grupos de personas.

En estos espacios nos encontramos, la mayoría de las veces, con la figura del manipulador o psicópata. De no ser psicópata, un líder es un individuo que dirige personas y basa su poder en el consenso y en el debate. El psicópata no piensa como él, no es empático (ponerse afectivamente en el lugar del otro). Es un depredador insaciable y feroz.

Podemos aventurarnos a decir que el psicópata nace con una mirada "cosificadora", con un pensamiento cosificador del otro. Cosificar es quitarle al otro la jerarquía de persona. Es considerarlo un objeto. El rasgo "cosificación" es una de las fisonomías esenciales en la psicopatía.

Entonces, la cosificación del otro es quitarle los atributos que hacen a las personas semejantes a uno. Es una postura psíquica profunda de valores sobre el otro. Los demás son, para él, "cosas" a ser utilizadas para sus propósitos. Por lo tanto un psicópata con poder está en su salsa. Su natural amor por si mismo, le restituye una y otra vez un retrato engalanado que argumenta su accionar; no hay grieta en su mente para el error propio. Sin error no hay arrepentimiento y sin arrepentimiento no hay corrección del rumbo, sino persistencia.

Sus realizaciones psicopáticas concuerdan con sus códigos propios y lo hacen impenetrable e intransigente a las críticas; al que lo critica lo considera no un adversario sino un enemigo.
Igual que Marietán, psiquiatra especialista en psicopatías, "espero contar con un lector que se atreva a lo nuevo, que se despoje de prejuicios e ideologías, que no confunda distinguir con discriminar, y que me acompañe en este apasionante laberinto de desmesuras que conforman la mente del psicópata".

Vamos a describir brevemente algunos tipos de personajes que rodean al líder psicópata:

1.- El fanático es un tipo de personaje que toma las frases del vigoroso como un dogma y no se le ocurre utilizar ningún criterio para re-pensarlas o eventualmente criticarlas. Para el fanático, lo que dice el poderoso es lo que es, y ciegamente debe efectuar las órdenes que le dan. El fanático, a su vez, es un adoctrinador constante. En función de su automatismo es un elemento peligroso para la sociedad. Porque lo hace por una convicción y una certeza incontrastable. Difícilmente el fanático cambie de bandera; es un soldado del poder.

2.- El secuaz es el que está satelizando el poder en unión muy contigua al jefe, quien coloca sobre él su intimidad y le concede un cupo de poder para llevar a cabo las acciones adjuntas bajo sus disposiciones, pero en realidad no confía totalmente en nadie. El secuaz es el encomendado para el "trabajo sucio" del poder, y maneja recursos y es el depositario de muchos secretos de la trama que se sucede detrás del telón del poder.

3.- El influyente realiza el lazo entre los encargados y las jerarquías del poder. Este personaje debe tener un "don de gente" muy activado. Es un diplomático fuera del rango de la diplomacia. Estamos explicando lo que es el influyente real y no el engañador que hace creer que es influyente, pero que, en realidad, es un estafador. Sería como una variedad de comerciante, cuya materia prima de comercio es su acceso a las estructuras de poder.

4.- El aliado tiene una obligación transitoria, en función de sus propios intereses de poder con la estructura del poderoso. La alianza es el resultado de una negociación donde la estructura del poder debió ceder parte de su poder para conseguir el refuerzo del poder que le otorga el aliado. Es un vínculo inestable que persiste mientras se persigan las pautas instituidas en el contrato de alianza.

5.- El negociador es la faz manifiesta que acerca los puntos de vista entre la estructura del poder y los discrepantes. Generalmente son los que tienen cargos de ministros, secretarios u otro cargo jerárquico y constituyen, en realidad, los fusibles en caso de que el resultado de las negociaciones sea negativo para los encargados. Estos fusibles son garantías para la imagen del poderoso. El grado de independencia del negociador es mínimo. La negociación en sí es un arte, ya que involucra elementos prácticos y efectivos; también influye el talento innato del negociador. Suelen ser personajes muy requeridos para la estructura del poder y de difícil hallazgo, ya que, como sabemos, los "técnicos abundan pero los artistas son pocos".
Para terminar, un pensamiento de Ortega y Gasset: "La política de lo útil es una saludable fuerza de que no podemos prescindir, pero hacer de la utilidad la verdad, es la definición de la mentira. El imperio de la política es, pues, el imperio de la mentira".