Los tira y aflojas políticos y el bloqueo de Israel a la entrada de materiales impiden el inicio de la reconstrucción de una Franja devastada. Las primeras lluvias hacen su aparición de manea torrencial y complican aún más la vida de los gazatíes

Los habitantes de Gaza están desesperados. Este martes se han reproducido las protestas por el retraso en el inicio de las labores de reconstrucción de la devastada Franja. Más de dos meses después de los últimos ataques de Israel, cerca de 100.000 personas siguen sin hogar.

Miles de gazatíes se han visto abocados a refugiarse en centros de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA). De acuerdo con fuentes palestinas, la reconstrucción de la Franja, donde viven hacinadas más de dos millones de personas y donde hasta 48.000 viviendas y edificios quedaron destruidos o inhabitables tras la ofensiva bélica israelí del pasado verano, costará en torno a 5.000 millones de dólares y podría durar hasta 20 años.
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© EFEUn niño juega junto a las ruinas de la casa de su familia en Gaza

A espera de avances concretos para iniciar la reconstrucción, el Ministerio de Vivienda y Obra Públicas ha publicado este martes una mera lista de beneficiarios que han sido agraciados con la primera partida de cemento para que puedan levantar de nuevo sus casas antes de que se eche encima el frío del invierno. Según medios palestinos, cada persona en la lista recibirá un cupón con la cantidad de material de acuerdo al grado de destrucción sufrido y las dimensiones originales de su domicilio.

La semana pasada la comunidad internacional celebró una reunión en El Cairo para organizar las donaciones necesarias. A pesar de que los países donantes han comprometido sus ayudas, la comunidad internacional aún debe resolver varios asuntos, como la autorización de Israel para hacer llegar la gran cantidad de materiales de construcción que se requieren.

Desde el final de sus bombardeos, el Gobierno israelí apenas ha dejado pasar pequeñas cantidades bajo supervisión del Gobierno de Ramala. El Ejecutivo de Benjamin Netanyahu exige grandes medidas de control antes de abrir los pasos a la entrada de los materiales bajo el pretexto de que el cemento podría caer en manos de milicias palestinas que los usarían en la construcción de túneles con los que atacar posiciones israelíes.

Por si fuera poco, a los tira y aflojas políticos, a la espera de que las ayudas prometidas sean efectivas y al retraso de los permisos de Israel, se unen las primeras lluvias de otoño que han llegado a Gaza de manera torrencial para complicar aún más la situación de la Franja. El agua se cuela a través de los agujeros que la metralla de los tanques israelíes abrió en los techos y paredes de los hogares gazatíes. "Antes del amanecer me levanté súbitamente y encontré una gran piscina en nuestras habitaciones. Saqué a mis hijos de sus cuartos lo más rápido posible pero no pude tapar los agujeros y frenar la caída del agua, que ha estropeado nuestras cosas y empapado nuestras camas", lamenta a Efe Mohamad Entir, padre de diez niños.
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© EFELa pared una vivienda agujereada por los disparos del Ejército israelí contra Gaza.
"No puedo evitar comparar cómo era nuestra casa antes y cómo es ahora", lamenta un padre de familia
Al caer el sol, Entir, su mujer y los niños se apiñan alrededor de una estufa y tratan de entrar en calor después de haber pasado la jornada bien achicando agua, bien bajo la lluvia, pero siempre mojados. "Lo único que siento hoy es la dificultad que afrontamos. No puedo evitar comparar cómo era nuestra casa antes y cómo es ahora. Espero de verdad que superemos esta tragedia antes de que el verdadero invierno llegue el próximo mes", desea frustrado Entir.

La familia de Ibrahim Awwad, en el sureste del enclave costero, vive una situación distinta pero no mejor que la de los Entir en la caravana de metal que reemplaza a su hogar en el barrio de Khuza, una de las zonas más maltratadas por los bombardeos. "Es duro vivir en una caravana hecha de hierro, donde el sonido de la lluvia golpeando nos hace pensar más en la dureza de los días venideros, cuando las tormentas y las condiciones climatológicas empeoren", explica.

Aún así, es afortunado: tiene al menos una estructura prefabricada de 35 metros cuadrados, dos habitaciones y una cocina para su familia. Ese sentimiento de inquietante expectación ante la llegada del frío es común a toda la Franja, donde apenas se puede hacer otra cosa que esperar bajo los escombros a que el inicio de la reconstrucción sea, por fin, una realidad.

La ANP paga a los funcionarios de Hamás

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha transferido este martes decenas de millones de dólares a Gaza para pagar los salarios de los funcionarios del extinto gobierno de Hamás. El retraso en el pago, al que Israel se oponía, era fuente de tensión y controversia desde que a principios de junio se formara el actual Gobierno de reconciliación nacional, tras siete años de división entre los dos principales grupos palestinos.

Según un responsable palestino citado sin identificar por la agencia de noticias local Maan, el dinero fue introducido en la Franja de forma furtiva, escondido en un vehículo, a través del paso de Erez, que controlan las tropas israelíes. Sin embargo, Shawqi al-Ayas, ministro palestino de Asuntos Sociales, indicó por su parte que el dinero fue transferido "una vez logrados los permisos internacionales" y permitirá hacer un pago inicial de unos 1.200 dólares a cada uno de los cerca de 50.000 funcionarios reclutados por Hamás.

El impago a sus funcionarios llevó al movimiento islamista a cerrar los bancos de la Franja en junio como medida de presión, para que tampoco pudieran cobrar los funcionarios de la ANP que viven en la depauperada Gaza. La semana de cierre puso al borde del caos la Franja, y solo concluyó cuando Qatar garantizó el envío del dinero a la ANP para que se transfiriera a Gaza.