Google acordó pagar 1.200 millones de dólares por el alquiler - por 60 años - del campo aéreo de Moffett Field, un aeródromo de California (EE. UU.) de propiedad de la Nasa que la firma usará para realizar proyectos de investigación en robótica y aviación.

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Uno de los hangares alquilados por Google a la NASA
El trato parece atractivo para ambas partes: Google se hace con un enorme y privilegiado espacio de investigación, con tres hangares, dos pistas de aterrizaje y hasta un campo de golf privado, todo a un tiro de piedra de la sede central de la compañía, en Mountain View.

La Nasa, por su parte, recibe el dinero y se ahorra, según reportó, más de seis millones de dólares al año en mantenimiento del histórico aeródromo, construido en 1932. Se estableció que Planetary Ventures LLC, una filial de Google, invertirá 200 millones para renovar las instalaciones.

Esto se convierte en un paso más hacia lo que observadores explican como un objetivo primario de Google: la conquista del cielo. A comienzos de este año la empresa adquirió Titan Aerospace, un fabricante líder en el campo de las aeronaves no tripuladas, empresa que Facebook había intentado comprar meses antes.

En junio, Google adquirió Skybox Imaging Inc, una firma de nanosatélites por la que pagó 500 millones de dólares.

También trabaja con la Nasa para crear una 'flotilla' de satélites que orbiten la Estación Espacial Internacional y que usarían la capacidad de procesamiento de un simple teléfono celular.

Muchos de esos emprendimientos - en particular, los dedicados al tema de la robótica - estuvieron impulsados por la determinación de Andy Rubin, uno de los fundadores de Android.

En septiembre, Rubin anunció que se separaba de su cargo, por lo que los proyectos más ambiciosos y secretos del gigante de Silicon Valley pasaron a manos de James Kuffner, un investigador científico de fama internacional.

Tanto Rubin como Kauffner han dedicado un especial énfasis al campo de la robótica, en donde sus emprendimientos se extienden desde la generación de energía eólica a la construcción de carros que se conduzcan solos. La firma está decidida a obtener avances radicales, con aplicaciones comerciales, en este ramo.

Con todo, el tema de a qué proyectos específicos se dedicará el nuevo campo de investigación de Google es, por ahora, materia del más absoluto secreto.

Una aplicación lógica sería Project Loon, que para muchos es probablemente el emprendimiento más ambicioso de la firma detrás del famoso buscador. Se trata de una red de globos que viajarán, según indica la firma, "en el borde del espacio": La misión de esta red es conectar a internet a personas en áreas remotas a las que no llega la infraestructura existente. De concretarse, podría probar, además, ser muy útil en situaciones de desastre, cuando las redes normales son dañadas.