El arzobispo Ureña, que se fue el pasado 12 de noviembre, aseguró que el motivo de su marcha eran "problemas de salud", pero hoy se ha conocido la orden directa del Vaticano por no denunciar y aclarar esta situación.
Los hechos ocurrieron entre 2011 y la primavera de 2014, según publica Religión Digital. Durante ese tiempo, el diácono fue destinado a la parroquia del cura que lo terminó acosando. El joven llegó a denunciar en varias ocasiones ante el arzobispado de Zaragoza la situación que estaba viviendo, pero nadie hizo nada. Esto provocó la marcha del diácono.
El joven recibió semanas después una indemnización de más de 100.000 euros, según Religión Digital.
Comentario: ¡¡¡Qué viva el diezmo!!!
Este dinero estaba directamente autorizado por el propio arzobispo.
El párroco acusado trabajó directamente como secretario personal del arzobispo durante muchos años.
La víctima ha confirmado la historia pero no ha hecho ninguna declaración.
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