Tras su muerte en Hamilton, Canadá, la familia Wald decidió tener en casa el cuerpo del patriarca por seis meses, esperando pacientemente a que volviera a la vida.

Christians in Canada
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Una familia cristiana de Canadá dejó el cuerpo de uno de sus integrantes por seis meses sin ser enterrado, a la espera que Dios lo resucitara, informó la prensa local.

Este lunes, Kaling Wald, de 50 años, se declaró culpable de no notificar a las autoridades la muerte de su esposo Peter.

El hombre de 52 años, que sufría de diabetes, tuvo una infección en una de sus piernas a principios de marzo del año pasado pero se negó a ir al hospital, confiando en que Dios lo curaría. Eventualmente la enfermedad avanzó, lo puso en coma y el hombre murió alrededor del 20 de marzo.

Su esposa cubrió el cuerpo con dos sábanas, selló la puerta de la habitación y las ventanas, para evitar que el olor a descomposición escapara, y esperó pacientemente a que su esposo despertara de la muerte y regresara a su familia.

Creemos en Dios. Pensabamos, está bien, Señor, tú sabes mucho mejor", dijo Wald durante audiencias en la corte, reportó el diario local Hamilton Spectator.

El cuerpo estuvo en el piso superior de la casa de la familia por más de seis meses, hasta que las autoridades acudieron a la casa a lanzar a la familia, compuesta por seis hijos de entre 11 y 22 años, así como otros seis adultos, debido a que no habían pagado la hipoteca.

La policía descubrió el 17 de septiembre del año pasado el cuerpo, que ya había sido comido parcialmente por roedores y se había descompuesto lo suficiente como para no poder ser identificado mediante fotografías.

Todos los que vivían en la casa declararon ante las autoridades y ofrecieron la misma versión: que Peter Wald había muerto en marzo y que esperaban que resucitara.

Debido al avanzado estado de descomposición, no se pudo realizar un examen toxicológico, aunque un patólogo declaró que la muerte "muy probablemente se debió a causas naturales".

Cuando los vecinos preguntaban a la mujer sobre su esposo, ella sólo decía que él estaba "en manos de Dios".

Wald fue acusada de negligencia al no reportar la muerte de su esposo, así como de no tratar su cuerpo con dignidad, pero luego fue retirado el segundo de los cargos.

Es un caso muy triste. Ella realmente creía que su esposo regresaría de la muerte, inclusive luego de seis meses", declaró la fiscal Janet Booy.

La fiscal cree que se trata del primer caso similar en Canadá.

La corte sentenció a la mujer a una pena de prisión pero se la condonó por libertad vigilada por 18 meses. También le ordenó que buscara ayuda profesional para que entendiera los problemas de salud que representan los cuerpos de personas fallecidas.

No es sobre las creencias religiosas. Esto se trata de riesgo de salud, de la seguridad de sus hijos y la de toda la comunidad", afirmó la jueza Marjoh Agro.

Los Wald solían ayudar a la caridad y ofrecían comida a gente sin hogar.

Luego del fallecimiento del padre, la familia se mudó a Fort Erie, en un intento por dejar el caso atrás.