Capturadas por el grupo fundamentalista islámico prefieren quitarse la vida antes de convertirse en esclavas sexuales de los yihadistas, indicó Amnistía Internacional.

"Atamos una bufanda alrededor de nuestro cuello y cada una tiró de la bufanda de la otra tan fuerte como podía, hasta que me desmayé", asegura Wafa, de 27 años, al relatar cómo ella y su hermana intentaron suicidarse para no ser prisioneras sexuales de los yihadistas del Estado Islámico de Irak (ISIS, por sus siglas en inglés). No lo lograron porque por el ruido se despertaron otras mujeres y frustraron su intento.
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Este caso se repite de a decenas entre las mujeres yazidíes prisioneras del ISIS. Según un informe de Amnistía Internacional, las mujeres prefieren suicidarse o intentarlo antes de convertirse en esclavas sexuales de los yihadistas.

Otra de ellas, Jilan, de 19 años, se suicidó por miedo a ser violada, según el testimonio de su hermano recogido por Amnistía. "Un día, nos dieron ropas que parecían vestidos de danza y nos dijeron que nos laváramos antes de vestirnos. Jilan se suicidó en el baño", explica una chica secuestrada junto a ella.

"Se cortó las venas y se ahorcó. Era muy guapa. Pienso que sabía que un hombre iba a llevársela y por eso se suicidó", relató.

"Muchas de estas esclavas sexuales son niñas, chicas de 14, 15 años o incluso más jóvenes", explica Donatella Rovera, una responsable de Amnistía, que habló con más de 40 ex rehenes en Irak.

La minoría yazidí, considerada como hereje por los yihadistas del ISIS, es víctima de las atrocidades cometidas por estos extremistas sunitas, quienes se apoderaron este año de amplios territorios en el norte de Irak, entre ellos, la región de Sinjar, poblada por los yazidíes.

Según Amnistía, los asesinatos, torturas, violaciones y secuestros perpetrados por el ISIS contra los yazidíes pueden calificarse de limpieza étnica. "Cientos, quizás miles" de mujeres fueron obligadas a casarse, fueron vendidas u ofrecidas a combatientes yihadistas o a simpatizantes.

El ISIS "arruinó nuestras vidas", dijo Randa, de 16 años, capturada con su familia y violada por un hombre dos veces mayor. "Es tan doloroso lo que me han hecho a mí y a mi familia".

Según la responsable de Amnistía, "las consecuencias físicas y psicológicas del terrible sufrimiento que estas mujeres soportaron son catastróficas".