La razón por la que todavía no existe una vacuna eficaz contra el VIH es que el virus de inmunodeficiencia humana cuenta con un método único para evadir el sistema inmune y el cuerpo humano resulta incapaz de ofrecerle una respuesta efectiva.

Las vacunas diseñadas contra el virus tienen un efecto inverso, llevando a la propagación y no a la merma del virus entre los vacunados, por lo visto, debido a una creciente cantidad de células T CD4, según un estudio publicado en el portal 'PNAS'.
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"El virus infecta las mismas células del sistema inmune que cualquier vacuna habitualmente activa", explicó en un comunicado el doctor Guido Silvestri, microbiólogo e inmunólogo estadounidense del Centro de Investigación de Primates de la Universidad Emory.

Al entrar en el organismo el virus ataca a las células T CD4 (tipo de leucocitos), responsables del reconocimiento de los 'enemigos', se reproduce en ellas, mientras el organismo no reconoce al virus como un patógeno.

Las T CD4 operan en conjunto con células T CD8, cuya función es eliminar la infección. Pero el organismo resulta incapaz de desarrollar la defensa apropiada por no detectar al 'enemigo'.