Un hombre que permaneció más de 8 años encerrado en su propio cuerpo sin poder moverse y sin que nadie notara que en realidad estaba consciente, logró 'volver a la vida', pese a que nadie esperaba que saliera del estado vegetativo
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© youtube / Martin Pistorius
Martin Pistorius, un sudafricano de 38 años de edad, relató su escalofriante historia a la radio estadounidense NPR. Cuando tenía 12 años enfermó con meningitis criptocócica, y en apenas dos años quedó postrado en un estado completamente vegetativo. Un par de años después recuperó paulatinamente la conciencia, pero no recuperó la habilidad de moverse, hablar o establecer contacto visual. Los siguientes 8 años permaneció "encerrado" en su propio cuerpo, mientras todo el mundo pensaba que estaba en coma.


Al establecer su diagnóstico, dos años después de enfermar, los doctores estaban seguros de que moriría pronto y lo enviaron a su casa. Sus padres lo cuidaban diariamente sin esperanza. Un día su madre se desesperó hasta el punto de que le dijo "ojalá murieras". Entonces, no tenía idea de que él podía escucharla.

Al despertar a los 16 años, y darse cuenta de que nadie podía saberlo, Martin primero aprendió a "apagar" su pensamientos. En aquellos tiempos las enfermeras en el centro médico donde sus padres lo dejaban cada día solían incluso maltratarlo, dejándolo en un baño frío, o forzándolo a beber té muy caliente. Años después, se hartó y entonces aprendió a identificar la hora, orientándose por las sombras. Luego dejó correr sus pensamientos y empezó a tener diálogos consigo mismo.

Poco a poco aprendió a mover su cuerpo. Cuando tuvo ya más de 20 años de edad aprendió a comunicarse a través de una palanca de mando, y eso fue el paso más importante para 'volver a la vida'. Aprendió a manejar la silla de ruedas y encontró su primer trabajo archivando papeles en una institución gubernamental. Luego ingresó en un colegio para estudiar ciencias de la computación y empezó su propia empresa de diseño. Escribió un libro, relatando su increíble historia y a los 33 años se casó. Ahora maneja una especie de teclado que sonoriza lo que quiere decir y está aprendiendo a conducir, pese a estar en silla de ruedas.