Los ataques de tiburón tigre a humanos registrados en el noreste de Brasil en los últimos años han motivado a los investigadores a conocer mejor el hábitat y el comportamiento de esta especie.
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Imagen de archivo de un tiburon tigre
Un estudio indica que los ejemplares más jóvenes permanecen más cerca de la costa, en aguas cálidas y poco profundas, mientras que, a medida que van ganando tamaño corporal, son capaces de profundizar en aguas más frías del océano.

La región metropolitana de Recife, la capital del estado de Pernambuco, sufre una alta incidencia de ataques de tiburones a humanos. El tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) es en muchos casos el responsable, por ello los especialistas están interesados en conocer los hábitats y las dinámicas de comportamiento de esta especie.

El estudio, liderado por la Universidad Federal Rural de Pernambuco en Brasil y publicado en la revista PLoS ONE, demuestra que en su etapa juvenil, el tiburón tigre del Atlántico sur se mueve por aguas cálidas y poco profundas, las más cercanas a la plataforma continental. Sin embargo, a medida que crece amplía su radio de acción y es capaz de adentrarse en las frías aguas del océano a grandes profundidades, accediendo a un mayor número de presas.

Según el trabajo, acceder a una mayor diversidad de hábitats permite al tiburón tigre adulto disponer de una mayor cantidad de presas, "lo que en sí mismo podría ser una ventaja evolutiva", explica André Afonso, investigador portugués en la Universidad del Algarve que trabaja en la actualidad en la universidad brasileña.

No obstante, es probable que el diferente comportamiento según la edad del animal tenga que ver simplemente con la inercia térmica. "Los tiburones más pequeños tienen menor peso corporal y, por lo tanto, están más limitados para enfrentarse a la pérdida de calor que sufre su organismo cuando se expone al agua más fría", comenta el investigador como hipótesis.

Transmisores en las aletas de los tiburones

Para evitar ataques de tiburones en las zonas costeras, una de las estrategias que se llevan a cabo consiste en capturar al tiburón en aguas costeras, transportarlo y liberarlo en zonas más lejanas. Este procedimiento ha permitido a los científicos marcar a los animales y obtener así información a través de la colocación de transmisores en las aletas dorsales de los tiburones antes de ser devueltos al mar. Los transmisores les acompañan durante un tiempo predeterminado y después se desprenden, una vez que han enviado vía satélite datos sobre profundidad y temperatura cada cierto número de horas.

En esta ocasión, se marcaron 20 ejemplares jóvenes y se comprobó que la mayoría prefiere estar a menos de cinco metros de la superficie, pero también que el tamaño del tiburón es el factor más determinante para explicar las incursiones a mayores profundidades. Además, los ciclos circadianos también influyen en el comportamiento de estos animales, que prefieren mantenerse más cerca de la superficie durante la noche.

Al recuperar el transmisor, los investigadores pueden acceder a todo el conjunto de datos con una precisión temporal del orden de segundos, lo cual les permite examinar todos los detalles sobre los movimientos de los animales en el agua.

Pocos datos de una población en declive

El tiburón tigre también es objeto de programas de control en otras partes del mundo, lo que unido a la pesca deportiva y otros intereses comerciales hace que esta especie esté relativamente amenazada. Los estudios recientes indican que la población en el Atlántico norte ha permanecido estable en la última década, mientras que ha experimentado una importante disminución en Australia. En el caso del Atlántico sur no existen investigaciones que puedan aportar esta información.

Para Afonso, es importante realizar este tipo de trabajos de ecología espacial porque es la única forma de garantizar que la gestión de la actividad pesquera o la conservación de la riqueza marina se lleven a cabo de forma eficiente. "Tenemos a nuestra disposición tecnología que antes no existía y que ahora nos permite abordar estas cuestiones de forma eficiente", asegura el experto.

Después de este estudio, el investigador portugués pretende comparar el comportamiento de los tiburones tigre de Recife y el de las islas Fernando de Noronha, un archipiélago del noreste de Brasil muy popular para el turismo, pero en el que nunca se han registrado ataques a humanos. "Queremos averiguar si existen factores ambientales específicos de Recife que puedan explicar esa excepcional agresividad", concluye.