La mayor esperanza de Maidán era que la integración en la Unión Europea acabase con la corrupción y la mala gestión de la economía del país. Pero el resultado de las protestas ha sido otro: el abismo de bancarrota y una guerra fratricida que ha terminado dejando a Ucrania en ruinas.
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En lo que refiere a la corrupción, las estadísticas de la organización Transparencia Internacional colocan a Ucrania entre los países menos transparentes del mundo. Así, en una reciente cumbre entre España y Ucrania, la ministra de Finanzas ucraniana afirmaba que era necesario cambiar algo tan simple "como que los jueces del país pudiesen explicar de dónde obtenían su dinero".

Al igual que la lucha contra la corrupción, la economía tampoco puede sacar pecho. El PIB del país se contrajo en el año 2014 en un 7,5%, la inflación superó el 20% y la moneda nacional, la grivna, se devaluó más de un 50%. "En la historia de nuestro país no ha habido un periodo tan difícil desde la Segunda Guerra Mundial", señalaba en diciembre de 2014 la gobernadora del banco central ucraniano, Valeria Góntareva.

En este contexto, en febrero de este año el Fondo Monetario Internacional aprobó un préstamo de 17.500 millones de dólares para Kiev, que podría ampliarse hasta los 40.000 millones, durante un periodo de cuatro años a cambio de que en Ucrania se realicen reformas. El Gobierno aspira ahora a transformar el país en un Estado moderno.

Asimismo, el sueño de integrarse en la Unión Europea fue una de las principales exigencias de Maidán. En septiembre de 2014, el Parlamento ucraniano ratificó un acuerdo de Asociación, en principio de carácter comercial, con la Unión Europea. Sin embargo, el presidente ucraniano, Piotr Poroshenko, declaró en cuanto a la solicitud de convertise en miembro pleno de la Unión Europea, que la nación no estaría lista hasta 2020.

¿Qué ha pasado entonces con las demandas iniciales de Maidán? ¿Están más cerca de concretarse? El Gobierno de Poroshenko ha asumido una guerra que le cuesta entre 5 y 10 millones diarios y una economía en bancarrota, escenario en el que parece difícil hacer realidad las demandas de Maidán.