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La psicopatía es un trastorno de la personalidad que incapacita a las personas para relacionarse adcuadamente en una sociedad de personas "normales".
"Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos: la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal.

La falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del otro, es decir el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa es uno de los pilares de la estructura psicopática."
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Varios trastornos diferentes pueden dar origen a este fenómeno. Para separar la psicopatía resultado de un daño cerebral de la que es innata o congénita, se habla se psicopatía esencial.

La psicopatía parece tener relación con daño físico o funcionamiento anómalo de la corteza prefrontal, y se cree que la psicopatía esencial tiene un carácter hereditario.

Se estima que entre un 0,5% y un 3% de la población presenta un comportamiento que cae dentro de los parámetros de la psicopatía, pero sólo una fracción de ellos pueden ser calificados de psicópatas esenciales.

Lobaczewski atribuye a la psicopatía un papel decisivo en la génesis de la maldad y la injusticia social, aunque debamos matizar esta afirmación y decir que no todos los psicópatas son necesariamente malvados.

El cine y la televisión han creado un estereotipo terrorífico del psicópata, sin duda para atraer nuestra atención, que se aleja de la realidad.

El estereotipo sobre los psicópatas, que los califica de fríos y calculadores, es probablemente cierto. No lo es, en cambio, la creencia general que les atribuye una inteligencia sofisticada y perversa. En general, y salvo excepciones, los psicópatas demuestran una inteligencia bastante inferior a la media, algo que es de esperar ya que son personas con serias limitaciones cognitivas.

La persona psicópata siente desde pequeño el rechazo de los demás, a quienes repugna su comportamiento y su falta de escrúpulos. Los psicópatas saben, desde muy jóvenes, que son, de alguna forma, "diferentes" al resto.

Esto dificulta su adaptación a la sociedad y puede originar resentimiento, rencor y desazón en ellos, hacia personas más exitosas socialmente.

Los psicópatas, a su manera, son personas infelices, con un grado de inadaptación que parece insalvable sin ayuda profesional.

Por este motivo, aprenden desde jóvenes a "comportarse" o al menos aparentar una cierta "normalidad". Checkley, en su libro "La máscara de la cordura: Un intento de aclarar algunas cuestiones acerca de la llamada personalidad psicopática" habla de una "máscara de normalidad":
  • Encanto superficial e inteligencia.
  • Ausencia de delirios u otros signos de pensamiento no racional.
  • Ausencia de nerviosismo o manifestaciones psiconeuróticas.
  • Escasa fiabilidad.
  • Falsedad o falta de sinceridad.
  • Falta de remordimiento y vergüenza.
  • Conducta antisocial sin un motivo que la justifique.
  • Juicio deficiente y dificultad para aprender de la experiencia.
  • Egocentrismo patológico e incapacidad para amar.
  • Pobreza generalizada en las principales relaciones afectivas.
  • Pérdida específica de intuición.
  • Insensibilidad en las relaciones interpersonales generales.
  • Conducta extravagante y desagradable bajo los efectos del alcohol y, a veces, sin él.
  • Amenazas de suicidio raramente consumadas.
  • Vida sexual impersonal, frívola y poco estable.
  • Incapacidad para seguir cualquier plan de vida.
Sin embargo, esta máscara es más bien una caricatura de la normalidad, que apenas consigue disimular la realidad: debido a que estas personas tienen una seria limitación que les impide entender al resto de las personas y la forma en que se relacionan, los demás notan algo extraño, aunque no sepan definir exactamente qué es ese "algo".

Con el tiempo adquieren un cierto conocimiento "especial", en cierto modo retorcido, de la psicología humana, que les permite utilizar a los demás para conseguir lo que necesitan o desean.

Igual que otros colectivos marginados, inadaptados o rechazados socialmente (como los homosexuales o las minorías étnicas y culturales), aprenden a reconocerse y desarrollan una especie de "rádar" para detectar a otros individuos como ellos: los psicópatas saben reconocer a los "suyos" entre la multitud.

Esto les facilita llegar a cierto tipo de "asociaciones" (que quizá no merezcan propiamente el nombre de "relaciones") de cierta complicidad y apoyo, o quizá deberíamos decir de "defensa mutua" frente al resto de la sociedad. Son grupos muy cerrados, con ritos y costumbres extraños. Dentro de ese pequeño círculo, pueden dar rienda suelta a su verdadera personalidad.

Estos grupos tienen, según Lobaczewski, un papel fundamental en la génesis de la violencia, el terror y la crueldad gratuitas.

Identificar correctamente desde pequeños a los psicópatas y hacer de ellos un seguimiento adecuado que prevenga su marginalización es propuesto por Lobaczewski como algo necesario para prevenir males mayores.

Según el propio Lobaczewski:
"El problema de la responsabilidad jurídica y moral de un psicópata permanece abierto a debate y está sujeto a diferentes soluciones (con frecuencia, sumarias o teñidas por emociones) en diferentes países y circunstancias. Sigue siendo un tema de discusión cuya solución no parece posible dentro del marco de los principios del pensamiento jurídico reconocidos hasta la fecha."