El caso Banco Madrid y su entramado de blanqueo y evasión fiscal, invisible hasta ahora para unas autoridades españolas ocupadas investigando asuntos tan preocupantes como la desgravación por vivienda, han aflorado una realidad que el Gobierno y el ministro De Guindos se empeñan en calificar como "hecho aislado". En España el dinero no paga sus impuestos porque el sistema está montado para que así sea. Aquí solo las rentas del trabajo soportan la fiscalidad debida.
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Con la actual regulación el titular de una sicav tributa al 1%, muy por debajo del 30% del Impuesto de Sociedades; puede retirar capital sin tributar mientras no supere la cantidad inicialmente invertida e imputar toda clase de gastos; cuando decide cobrar sus ganancias cotiza al exiguo tipo máximo del 21% de las rentas de capital.

La figura de las sicavs carece hoy de sentido y no aporta valor económico alguno. Solo sirven como artefactos para pagar menos a Hacienda. Pero no crean que es la única figura que permite al capital ahorrarse cientos de millones en impuestos.

Según datos de Inverco (Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones), en España, ese país pobre y sin dinero, en 2013 había 244.646 millones de euros depositados en diversas instituciones de inversión colectiva, más de 24.000 millones de euros se encontraban en unas sicavs que apenas suponen la punta del iceberg.

Solo durante 2013, tras la amnistía fiscal de Montoro, se constituyeron tres veces más sicavs que durante 2012 (116 frente a 36). En 2014 se han constituido más de doscientas, justo el doble, mientras que el capital invertido ya supera ampliamente los 32.000 millones de euros. Vistas las cifras de crecimiento y creación de empleo de nuestra economía, no parece que se hayan constituido para efectuar precisamente inversiones productivas.

El negocio resulta tan rentable fiscalmente que todos los bancos, grandes corporaciones y principales fortunas españolas poseen una o varias sicavs.

Desde el BBVA al Santander y la familia Botín; desde el grupo Acciona a NH Hoteles; desde la familia Del Pino, de Ferrovial, hasta la familia Fernández Somoza, de Azkar; desde Alicia Koplowitz a la familia Mera o Amancio Ortega. Todos tienen sus chiringuitos para ahorrarse los impuestos que usted sí paga.

Según los cálculos más prudentes, subir un par de puntos el tipo de la sicav supondría recaudar casi 1.000 millones de euros más. Ni siquiera durante los años más duros de la crisis Gobierno alguno se planteó revisar la fiscalidad de semejante fraude de ley. La excusa siempre fue evitar el riesgo de "estampida fiscal" de nuestros ricos. Que le pregunten al piloto Marc Márquez si realmente resulta tan fácil coger el dinero y correr fuera de España.