Los protectores solares con factor (FPS) 50 retrasan pero no evitan el crecimiento del cáncer de piel más agresivo, el melanoma, según sugiere un estudio en ratones de laboratorio que podría tener implicancias en seres humanos. "Los protectores protegen muchísimo, pero la protección no es completa", sostuvo a la AGENCIA CYTA una de las investigadoras que participo del estudio, la bioquímica argentina María Romina Girotti, del Laboratorio de Oncología Molecular del Instituto de Investigación del Cáncer de Manchester, Inglaterra (CRUK, por sus siglas en inglés).
Imagen
© Ceepiel
De todos modos, los especialistas insisten en que los protectores deben seguir siendo parte de una estrategia integral de prevención del daño solar, que incluya, además, evitar la exposición directa a los rayos en las horas de mayor intensidad y usar vestimenta adecuada: lentes de sol, sombrero y ropa de tela densa que cubra mucha superficie de la piel.

El estudio se realizó con ratones, los cuales comparten mecanismos biológicos con los humanos, señaló Girotti. "Si bien es preciso realizar otras investigaciones para corroborarlo, los resultados obtenidos permiten darse una idea de la eficacia de los protectores solares en las personas", explicó.

Bajo la dirección de los doctores Richard Marais y Amaya Viros, ambos investigadores del CRUK, se llevaron a cabo experimentos en ratones con predisposición genética a melanoma a dosis altas de radiación UV, divididos en dos grupos: uno con y otro sin protector solar durante seis meses. "Los estudios probaron que el FPS 50 disminuye los efectos nocivos de la radiación solar, pero no completamente", dijo Girotti, quien fue investigadora del CONICET en el Instituto Leloir hasta el 2010. "En los modelos de investigación estudiados, se registró que el FPS 50 retrasó dos meses la aparición de tumores", precisó.

El trabajo publicado en Nature también demostró que los rayos UV generan cambios en una proteína llamada Tp53 en las células de la piel de los ratones (también presente en humanos) y que este daño coopera con otras alteraciones genéticas que aceleran el melanoma.
"Estudios en humanos ahora han validado estos datos y confirman que Tp53 está alterado en aproximadamente 20 por ciento de los melanomas", puntualizó Girotti.
Consultada sobre este trabajo, la doctora Dora Loria, directora ejecutiva del Registro Argentino de Melanoma Cutáneo (RAMC) y miembro del Consejo Consultivo del Instituto Nacional del Cáncer (INC), que depende del Ministerio de Salud de la Nación, indicó que "las extrapolaciones deben ser hechas con muchísima cautela".
"Es cierto que la protección obtenida por el uso de protectores por los individuos no es completa, pero probablemente lo incompleto de su efecto se debe más a que, en el curso de la vida, no es usado a lo largo de todo el día solar, ni en toda la superficie expuesta, ni es aplicado en la cantidad y frecuencia necesarias. Además, a veces se usan productos de calidad no comprobada", añadió Loria.