Cientos de miles de personas en El Salvador iniciaron hoy una marcha contra la inseguridad y a favor de la paz, la vida y la justicia.
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En todas las cabeceras departamentales, y desde cuatro puntos de San Salvador, mujeres, niños, adultos de la tercera edad, familias enteras se unen vestidos de blanco en esta movilización, una propuesta del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia.

Prensa Latina constató la alegría con la que los salvadoreños iniciaron la caminata hacia el monumento Salvador del Mundo, el punto de convergencia en esta capital.

La iniciativa, si bien no resuelve el problema de la inseguridad en esta nación centroamericana, una de las más violentas del mundo con alrededor de 12 asesinatos diario como promedio, sensibiliza a la población sobre la necesidad de poner fin a este flagelo que afecta a todas las esferas de la vida.

Así han expresado el Procurador de los Derechos Humanos, David Morales, y el representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en El Salvador, Roberto Valent, entre otros.

Personalidades de la cultura, la política, las distintas iglesias se suman a la gran marcha, que también tiene sus réplicas en ciudades estadounidenses, europeas, y suramericanas donde radican salvadoreños que envían sus fotos y mensajes sobre su participación a través de twitter y facebook.

El presidente del país, Salvador Sánchez Cerén, así como su gabinete ministerial también se unieron a este llamado del Consejo de Seguridad.

Esa instancia está integrada por los más diversos sectores del país, y fue creada por el actual gobierno con el fin de buscar soluciones concretas a la criminalidad y toda forma de manifestaciones violentas en la nación centroamericana.

La Gran Marcha por la Vida, la Paz y la Justicia, aunque tiene detractores de grupos de ultraderecha, cuenta con el apoyo de gran parte de la ciudadanía, así como de la ONU.

La víspera, el secretario general del organismo multilateral, Ban Ki-moon expresó su apoyo y exhortó a la población a participar y a seguir el ejemplo de Monseñor Romero, quien fu un luchador por la paz desde su labor pastoral.